viernes, 2 de junio de 2023

Una de esas reflexiones sin ninguna intención

 Hola a todos.

Soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a este mi blog. 

El honor y la dignidad están pasados de moda. 
Instituciones de toda la vida de ven mancilladas y humilladas por sus propios dirigentes, donde no se valora en absoluto al individuo y cada cual solo piensa en su carrera y poco más, cortando cabezas cuando algo no les descuadra. 



Las instituciones, corrompidas hasta la médula, el estado y la nación mancillados. No hay respeto. No existe en absoluto. De todos modos nada de esto es nuevo. Llevan años, muchos años corrompiendo el sistema para que todo se venga abajo. Y se vendrá. Porque nadie lo detiene y a nadie parece importarle. Y los que dicen hacer algo, ... mucho ruido y pocas nueces.
"Mientras cobre", dicen la mayoría sin importarles nada de lo que ocurre.  Todo se puede ir a la mierda mientras cobre.
Aquellos que dirigen, como psicópatas sin escrúpulos, solo piensan en lo mejor para sus carreras sin tener en cuenta al conjunto. Y les da igual todo. La situación personal de cada uno les produce indiferencia.
Ya que todo se reduce a una pantomima ridícula, una tradición abstracta que ya no simboliza nada ni siquiera para quienes la profesan. Es un ejercicio de simple inercia. Y claro "mientras cobre" pues lo hago. Y ahí empieza y acaba todo.
No hay sentido común. No hay respeto ni honor. Todo está perdido. Todo.
Es por eso que otros vendrán, que ya están aquí, y tomarán el relevo a su manera. 
Nos guste o no se lleva fomentando eso desde hace décadas y los que no andan idiotizados por el sistema no toman cartas en el asunto, ya sea porque están a favor, están comprados o simplemente no tienen ni medios ni fuerza para hacer nada.
Solo un acto de valor simultaneo en todo el territorio. Un acto que haga temblar los cimientos de toda esa asquerosa costra de mierda que lleva pegada a nuestra sociedad desde 1978 sería capaz de dar un aldabonazo lo suficientemente poderoso como para poder reinvertir el curso de la historia. Este debería ser un acto implacable y realizado con total determinación, sin miedo a las consecuencias individuales. Si queremos cambiar las cosas ha de ser así. 
En la vida no hay lugar para los cobardes. Estos nunca escribirán la historia. 
Por la conciencia, por el honor y los principios morales. Por nuestra sociedad, por los niños, que son el futuro. Por nosotros.

Eso es todo por ahora.

Espero que os haya gustado la entrada.

Hasta la próxima!

Alberto Hidalgo.


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