domingo, 15 de diciembre de 2024

Rostro final

Hola a todos!

Soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a mi blog!

Teno el gusto de presentaros otra obra de Vicente Aleixandre. 

Espero que sea de vuestro agrado. 




La decadencia añade verdad, pero no halaga.

Ah, la vicisitud

no se cancelará, pues todo es el tiempo.

Más sí su doloroso error, su poso triste. Más bien su torva imágen.

su residuo imprimido: allí el horror sin máscara.

Pues no es el viejo la máscara sino otra desnudez impúdica;

más allá de la piel se está asomando,

sin dignidad. Desorden: no es un rostro el que vemos.

Por eso, cuando el viejo exhibe su hilarante visión se ve entre rejas,

dgradado el recuerdo de algún vivir, y asoma

la afilada naríz, comida o roída, el pelo quedo,

estopa, la gota turbia que hace el ojo, y el hueco o sima

donde estuvo la boca y falta. Allí una herida

seca aún se abre y remeda algún son: un fuelle triste.

Con garfios cogidos a los hierros, mascúllandose

sonidos rotos por unos dientes grandes, amarillos,

que de otra especie son, si existen. Ya no humanos.

Allí tras ese rostro un grito queda, un alarido

suspenso, la gesticulación sin tiempo...

Y allí entre hierros vemos la mentira final. La ya no vida.

Hasta la próxima!

Alberto Hidalgo.



martes, 10 de diciembre de 2024

Canción a una muchacha muerta

Hola a todos, soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a este blog!

Hoy tenemos un poema de Vicente Aleixandre, Canción a una muchacha muerta: 




Dime, dime el secreto de tu corazón virgen,
dime el secreto de tu cuerpo bajo tierra,
quiero saber por qué ahora eres un agua,
esas orillas frescas donde unos pies desnudos se bañan con espuma.

Dime por qué sobre tu pelo suelto,
sobre tu dulce hierba acariciada,
cae, resbala, acaricia, se va
un sol ardiente o reposado que te toca
como un viento que lleva sólo un pájaro o mano.

Dime por qué tu corazón como una selva diminuta
espera bajo tierra los imposibles pájaros,
esa canción total que por encima de los ojos
hacen los sueños cuando pasan sin ruido.

Oh tú, canción que a un cuerpo muerto o vivo,
que a un ser hermoso que bajo el suelo duerme,
cantas color de piedra, color de beso o labio,
cantas como si el nácar durmiera o respirara.

Esa cintura, ese débil volumen de un pecho triste,
ese rizo voluble que ignora el viento,
esos ojos por donde sólo boga el silencio,
esos dientes que son de marfil resguardado,
ese aire que no mueve unas hojas no verdes...

¡Oh tú, cielo riente, que pasas como nube;
oh pájaro feliz, que sobre un hombro ríes;
fuente que, chorro fresco, te enredas con la luna;
césped blando que pisan unos pies adorados!

Eso es todo por ahora.
Hasta la próxima!

Alberto Hidalgo.

domingo, 1 de diciembre de 2024

Soneto CXXVI

 Hola a todos, soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a este blog!

Comenzamos mes con un soneto de uno de los más grandes escritores españoles, nuestro Lope de Vega:




Soneto CXXVI


Desmayarse, atreverse, estar furioso,

áspero, tierno, liberal, esquivo,

alentado, mortal, difunto, vivo,

leal, traidor, cobarde y animoso;


no hallar fuera del bien centro y reposo,

mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

enojado, valiente, fugitivo,

satisfecho, ofendido, receloso;


huir el rostro al claro desengaño,

beber veneno por licor süave,

olvidar el provecho, amar el daño;


creer que un cielo en un infierno cabe,

dar la vida y el alma a un desengaño;

esto es amor, quien lo probó lo sabe.


Eso es todo por ahora.

Hasta la próxima!

Alberto Hidalgo.