domingo, 18 de octubre de 2015

Cuando el pasado nos alcanza

ES FICCIÓN!


Hola a todos!
En esta ocasión os presento una historia que escribí hace algunos años.
Se me ocurrió siendo adolescente y en 2006 la desarrollé con copyright del 2007.
Es un relato corto en el que se mezcla una historia épica con ciencia ficción y romance.
No tiene nada que ver con la otra que publiqué en la entrada anterior Mi vida con Jana.
Esta es una historia de aventuras apta para todos los públicos.
Espero que sea de vuestro agrado.

Cuando el pasado nos alcanza
Parte de esta historia está basada en hechos reales.
Inspirada en los hechos ocurridos durante el siglo XVI y XVII con los tratos comerciales entre España y Japón y el viaje de la embajada Keicho de Sendai por el imperio español.

En el año de gracia de nuestro señor de 1550 en la España del Emperador Carlos 1º vivió un audaz castellano llamado Guillermo Alfonso Castilla. Descendiente de valientes
caballeros de la reconquista e hijo de un gran conquistador de las Américas, Guillermo era un gran marino, un gran guerrero y capitán del imperio español.
Se encontraba en Suramérica, en una grandiosa batalla contra los Incas. Cientos de valerosos españoles junto a miles de indígenas aliados se enfrentaron a millones de Incas en una apoteósica batalla. Guillermo, al mando de doscientos hombres, estaba a punto de entrar en combate. Mientras se preparaban, oyó como algunos de los castellanos a sus órdenes se mofaban  por algunas de sus costumbres orientales que adquirió cuando estuvo retenido contra su voluntad en Japón años atrás.
Ante aquella falta de respeto a un superior, sin vacilar, tomó medidas en el asunto y les dio una buena reprimenda.
Guillermo estaba cansado de oír a sus espaldas estúpidos comentarios acerca su disciplina y su forma de luchar oriental.
Entraron en combate.
Sus hombres, como el resto de combatientes españoles, estaban especializados en una o dos armas nada más dominando, la mayoría de ellos, la espada y el mosquete.
Guillermo en cambio era como un samurái y utilizaba sus manos y piernas para dar golpes mortales además de conocer y dominar a la perfección todas las armas de guerra de su época.
Tras horas de cruel batalla la victoria se alzó en el bando de los españoles.
Al anochecer en el campamento lo celebraron y salvo los que estaban de guardia todos bebieron y comieron, cantaron canciones y celebraron la dulce victoria de la jornada.
Empapados en alcohol y molestos por la reprimenda anterior a la batalla seis de los hombres de Guillermo decidieron vengarse y vizcaína en mano le atacaron.
Pero Guillermo a diferencia de ellos no estaba ebrio y se supo defender. Durante la pelea y en defensa propia mató a dos de ellos. Todo ello destempló la celebración y más cuando uno de los dos a los que dio muerte Guillermo era hijo de un grande de España que además era benefactor de aquella empresa.
Los altos mandos lo juzgaron y por no ajusticiarlo debido a sus méritos militares decidieron enviarlo de vuelta a España y que allí decidieran qué hacer con él. Durante la travesía tuvo que soportar el desprecio de sus compatriotas. No lo aceptaban porque era distinto. Una vez en España lo juzgaron pero en lugar de condenarlo le encomendaron dirigir su propia misión. Un viaje no falto de peligros que podría costarle la vida.
Años atrás, en un viaje que hizo Guillermo a Japón junto a unos franciscanos para cristianizar esas tierras fue encarcelado en el castillo de un Daimio durante tres años. La curiosidad podía a aquel señor feudal y le brindó a Guillermo la posibilidad de hacer un intercambio cultural y mientras este le contaba cosas de Europa y el nuevo mundo, el Daimio lo trató casi como a un invitado permitiéndole conocer la cultura, las artes marciales, aprendió japonés y fue allí donde adquirió costumbres niponas. Debido a eso el emperador Carlos sintió interés por conocer a Guillermo y tras una entrevista con él le encomendó la misión de viajar al Japón de la era Muromachi, que se encontraba en guerra entre feudos, y abastecer de armas de fuego el feudo de los Tokugawa.
También debía llevar la palabra de Dios a aquellas tierras paganas por lo que junto a él y sus hombres viajarían algunos religiosos. Guillermo aceptó la misión. Era un gran honor poder servir a su Rey.
En los días posteriores visitó a sus ancianos padres, que vivían en una hacienda a las afueras de un pequeño pueblo de castilla. Pasó unos días conviviendo con ellos como nunca antes lo había hecho.
Fue como si se despidiera para siempre. Algo le hacía sentir que no los volvería a ver.
Viajó hasta Cádiz y allí preparó una tripulación de doscientos hombres y se zarpó hacia Cipango. Siguiendo las antiguas rutas portuguesas bordeando el África, la India y China, la embarcación pasó por muchas calamidades.
Durante la travesía Guillermo sufrió un motín por parte de varios marineros, que consiguió reducir con la ayuda de su contramaestre en el barco. El contramaestre era un tipo duro, alto, con la cabeza rapada y acostumbrado a la acción. Él y Guillermo durante el viaje se hicieron buenos amigos.
En otra ocasión, intentando coger provisiones en las costas del áfrica, se vieron atacados por caníbales.
En los mares de la India y China se enfrentaron en una batalla naval contra piratas Chinos a los que consiguieron vencer después de una larga lucha.
Llegó el mal tiempo. Llevaban días de fuertes tormentas cuando, de noche, llegaron a las costas de Japón.
La tripulación estaba mermada y algunos de ellos enfermos. El temporal fue tan fuerte que perdieron el rumbo y naufragaron contra las costas japonesas sin saber dónde se encontraban.
Su embarcación quedó destruida. Al amanecer, agotados de luchar contra la tormenta y con todo lo que fueron capaces de rescatar se adentraron en territorio japonés.
Ellos no sabían en qué parte del Japón se encontraban y eran conscientes que de tratarse de un feudo rival se les condenaría a muerte, pero no tenían otra opción.
Por el bosque, desde la lejanía, tenían la sensación de que alguien los vigilaba.
Temerosos pero sin más remedio siguieron avanzando.
A las horas de caminar por un bosque se encontraron de frente con un grupo de Samurái.
Antes de que Guillermo tuviera tiempo para intentar mediar con ellos, estos les atacaron matando a más de la mitad de ellos y al resto los tomaron como prisioneros.
Guillermo, el contramaestre del barco y cuatro hombres más acabaron en las mazmorras del castillo de aquel señor feudal, contrario este a los Tokugawa.
Los samurái informaron a su señor y este temeroso de aquellos diablos extranjeros los mandó ejecutar. De este modo, en un patio principal del castillo delante del señor feudal y su hija comenzaron a ejecutar a los navegantes españoles.
Primero ejecutaron a cuatro hombres. El contramaestre del barco y Guillermo lo presenciaron atados y arrodillados con impotencia.
Después decidieron ejecutar al contramaestre, pero este se les revolvió y la ejecución se convirtió más bien en una lucha. Finalmente y debido a lo desigual que era aquello acabaron eliminando al grande y duro contramaestre del barco. Llegó el turno de Guillermo. Este no se resistió. Con las manos atadas a la espalda, lo arrodillaron y pusieron su cabeza sobre un tronco.
Guillermo recitó una plegaria en japonés antes de que lo decapitaran, lo cual llamó la atención de la hija del Daimio, la señorita Aiko, que le comentó a su padre lo interesante que podría ser para poder conocer a su enemigo si pudieran hablar y sacarle información a aquel extranjero conocedor de su lengua.
En realidad Aiko quedó prendada por la mirada serena de Guillermo justo antes de que fueran a ejecutar a este. Era una mirada distinta a todas las que había visto antes. Una mirada libre de carga, tranquila, como si al otro lado del abismo le esperara algo mejor de lo que este mundo podía ofrecerle. Guillermo la miró a los ojos y una presión encogió el pecho de aquella joven japonesa.
No comprendía como alguien podía tener tanta paz en su mirada justo cuando lo iban a ejecutar.
Por eso le pidió a su padre que detuviera la ejecución.
Este después de pensárselo decidió hacer lo que su hija pedía. Sería interesante conocer lo que sabía aquel extranjero antes de ejecutarlo, ya que para eso siempre estaría a tiempo.
Devolvieron a Guillermo a las mazmorras y le dieron de comer.
Las mazmorras del castillo eran un lugar sucio y hediondo lleno de ratas y gente muerta y enferma.
El celador, encargado de la vigilancia y la alimentación de los presos, lo trataba peor que a cerdos.
Casi no le daba de comer, y lo poco que le daba se lo tiraba a la cara.
A la semana de estar ahí encerrado, por la noche en vez de ir el celador fue Aiko, la hija del Daimio. Disfrazada de empleada en el castillo vestida con arapos, alimentaba a los presos. Todo por ver a Guillermo. Este la reconoció por sus ojos y su mirada.
Ella le proporcionaba alimentos en condiciones y hablaba con él.
Sentía gran curiosidad por saber quien era, de donde venía y qué sentía. A la noche siguiente Aiko volvió a hacer lo mismo. Ella, metida desde pequeña en un estricto mundo lleno de reglas, hipocresía y falsedad donde se veía obligada a seguir al pie de la letra cientos de protocolos y de normas fingiendo, en muchas ocasiones, sentirse bien con gente odiosa.
Al tratar con Guillermo, un extranjero que ni derecho a la vida tenía, la hizo sentirse liberada.
Un bárbaro de tierras lejanas, fuerte y apuesto, con el que podía hablar en su propia lengua de temas que jamás podría haber comentado antes con nadie, temas como la navegación, los viajes y la astrología que la fascinaban. Desde entonces, Aiko bajaba cada noche disfrazada de empleada a las mazmorras. Pagaba celosamente a los guardias para que nada de aquello llegara a oídos de su padre. Entre Guillermo y ella surgió el amor.
Aiko se preocupa mucho de él. En ocasiones lo subía a sus aposentos a altas horas de la noche y lo lavaba, lo alimentaba bien, y él la correspondía con su amor. Aquel tiempo fue uno de los más felices de la vida de Guillermo. Parecía estar encontrando su lugar en la tierra.
Al llegar el invierno decidieron huir juntos de allí y vivir quizás como pobres pero felices lejos de cualquier otro ser humano donde sus sentimientos pudieran fluir con total normalidad sin temor a ser juzgados y criticados por raza, credo o cultura.
Una noche Aiko liberó a Guillermo y burlando la seguridad del castillo salieron por un pasadizo secreto de allí.
Salieron al exterior cogidos de la mano y corrieron hacia el bosque. Desgraciadamente un guardia desde una torre de vigilancia los vio y dio la voz de alarma.
Se dirigían a las montañas. El Daimio al enterarse no daba crédito, enloqueció de rabia y mandó tras ellos a un grupo de sus mejores samurái. Salieron a buscar a la señorita Aiko y a matar a Guillermo. De repente les sorprendió una tormenta de nieve.
Guillermo y Aiko subieron la pendiente de una enorme montaña nevada por donde los samurái a caballo no podían pasar. Estos desmontaron y los persiguieron a pie.
Aiko, nada acostumbrada a correr por un monte nevado no podía avanzar demasiado deprisa y se cansaba rápido. Al poco una primera avanzadilla de samurái les alcanzó. Guillermo luchó con ellos bravamente pero en el enfrentamiento Aiko sufrió una herida mortal accidentalmente por uno de los samurái. Esta cayó inconsciente sobre la nieve sangrando abundantemente. Guillermo luchó hasta matar al último de ellos. Cuando volvió al lado de su amada esta exhalaba su último aliento. Aiko murió en sus brazos sintiéndose libre y amada como nunca antes se había sentido. Lágrimas salieron de los ojos de Guillermo y cayeron sobre el inmaculado e inerte rostro de Aiko.
Cuidadosamente la cargó en brazos. A lo lejos podía oír como se acercaban el resto de los samurái enviados por el Daimio. Guillermo subió a la cima de la montaña.
Se hizo de día. Cubierto de escarcha  y agotado de haber andado toda la noche con el cadáver de Aiko en brazos Guillermo se desplomó. Como pudo dejó lo más cuidadosamente posible el cadáver de Aiko sobre el hielo. Arrodillado ante ella la contempló. Su hermosa amada había muerto en la flor de la vida. Si no la hubiera conocido jamás le habría ocurrido una cosa así. Guillermo pegó un grito desgarrador producido por el dolor de haber perdido a su amor.
Su grito produjo eco en las montañas causando un alud. El hielo sobre el que estaban se abrió y cayeron en una grieta que quedó cubierta por la avalancha de nieve.
Guillermo y Aiko quedaron sepultados por metros de hielo y nieve.
Juntos para siempre.

O tal vez no.
Pasaron quinientos años.
Año 2050.
Un grupo de seis excursionistas estaba escalando esa misma montaña. Caminaban por el hielo cuidadosamente y en fila india atados todos a una cuerda que les unía, cuando al pasar el último de ellos, el hielo se rompió y cayó dentro de una cueva natural.
Lo que siglos atrás había sido un bloque macizo de hielo se había convertido en hielo fino quebradizo. Sus compañeros enseguida le ayudaron a salir. Mientras lo sacaban vio que no estaba solo en aquella cueva. Había dos personas más en el hielo que parecían llevar allí mucho tiempo. Llamaron al equipo de rescate. Al sacarlos descubren que aquellos cadáveres llevaban siglos ahí metidos. Informaron a la policía. Los medios se hicieron eco saliendo la noticia en periódicos y televisión de todo el mundo. El cadáver de un hombre occidental y una mujer japonesa habían sido hallados en un monte de nieves perpetuas en Japón. Todo el mundo quería conocer su historia. 
Kaori, una joven y atractiva historiadora que trabajaba en el instituto de conservación del patrimonio japonés en Tokyo buscaba la manera de poder llegar a ser testigo de aquel fabuloso hallazgo o por lo menos conversar con alguien que estuviera al tanto de todo.
Una prestigiosa empresa privada farmacéutica asociada a empresas del gobierno japonés con inversores muy influyentes de estados unidos se hizo con los derechos de ambos cadáveres con el único propósito de intentar devolverles a la vida.
Reunieron a un grupo de investigadores y científicos, expertos en la investigación y recuperación de animales extintos que empezaron a trabajar inmediatamente en aquel proyecto que llenaría de prestigio y gloria a los responsables.
Pasan los meses.
Después de descongelar y estudiar detenidamente todo lo relacionado al cadáver de Aiko, decidieron volver a congelarla y conservarla tal cual la encontraron con intención de exponerla en algún museo más adelante.
A Guillermo tras realizar un estudio muy similar al que le hicieron a Aiko vieron la posibilidad de resucitarlo mediante un nuevo tratamiento con una proteína que repara el tejido cerebral dañado por la congelación. Al haber muerto congelado si conseguían descongelarlo con éxito mediante una máquina similar a un microondas que preserva y reanima las células muertas tras la congelación conseguirían devolver a la vida a un hombre de más de quinientos años.
Tras semanas de trabajo en el laboratorio el corazón de Guillermo volvió a latir tras siglos inerte como una roca.
Sus constantes vitales se fueron normalizando y a pesar de varios sustos consiguieron mantenerlo con vida en estado de coma. La actividad cerebral milagrosamente fue cobrando protagonismo.
Una madrugada Guillermo despertó. Tras quinientos años muerto volvía a la vida.
Se encontraba entubado en una camilla con varias vías en los brazos, desnudo cubierto por una sábana.
Por un momento se sacudió, como convulsionando.
Tenía la cabeza con las ideas y los recuerdos totalmente alterados. Desorientado y adolorido se sacó el tubo que tenía en la garganta para respirar. Al poder fijar su vista y hacer un reconocimiento de la sala donde se encontraba pensó haber despertado en el infierno. Rápidamente llegaron las enfermeras con los médicos.
Estaba muy asustado, no comprendía nada. Con sus primeras fuerzas golpeó a los médicos que lo atendían hasta dejarlos sin sentido. Medio a rastras consiguió asomarse a la puerta de la sala. Las enfermeras sin saber que hacer gritaban pidiendo ayuda a los de seguridad, pero antes de que estos llegaran Guillermo perdió el conocimiento.
Despertó nuevamente en una habitación. Se encontraba tumbado y atado a una cama de lo que venía a ser como una habitación de planta de un hospital, pero esta se encontraba en un laboratorio privado. Tras un enorme espejo falso, desde la habitación contigua tenía vigilancia las veinticuatro horas.
Esta vez al despertar estaba más tranquilo. Fueron las enfermeras a atenderle. Trataba de comunicarse pero nadie le entendía. Les hablaba en español y japonés de su época pero a duras penas podían entender algo de lo que les decía. Los médicos hicieron acto de presencia.
Guillermo se dejaba hacer. Trataba de comprender qué significaba todo eso.
Le hicieron todo tipo de pruebas. Test de inteligencia y conocimiento del medio.
Le ayudaron a lavarse y le dejaron su ropa, para que se vistiera.
Guillermo empezaba a ponerse nervioso. No entendía nada y nadie le explicaba donde estaba y porqué estaba ahí.
Lo grabaron en video y sacaron un documental al cine. Fue un gran éxito. La noticia dio la vuelta al mundo.
Un hombre del siglo XVI devuelto a la vida tras quinientos años muerto. Hablaron de él en las noticias, para los periódicos, la televisión y revistas de todo tipo. En todas partes se hacía eco de la resurrección de Guillermo y de la mujer a la que amó, la cual se mantenía congelada para su estudio y contemplación.
Pasaban las semanas y Guillermo pasaba la totalidad del día encerrado en su habitación. Recibía a diario la visita de varios médicos y enfermeras, le daban de comer y trataban de entender algo de lo que él decía. Eran conscientes de que iban a necesitar a alguien que les ayudara a entender a aquel hombre venido de otra época.
Un día lo cambiaron de habitación confinándolo en una sala ambientada en la Europa del siglo XVI que tenía una de sus paredes de cristal transparente blindado y los responsables organizaron una entrevista ante la prensa de todo el mundo exhibiéndolo como a una fiera.
Guillermo encontraba la decoración ridícula y extraña a pesar de ser mucho más agradable para él que el resto de estancias.
Los periodistas lo fotografiaron con asombro e incredulidad, como si fuera un nuevo tipo de animal en el Zoo.
Guillermo acabó estresando, se enfadó y se puso violento. Hablaba, gritaba, pero no conseguía nada. Los asistentes lo miraban con asombro y a sabiendas de que no podía salir de ahí, se rieron de su enfado.
Tras aquel día Guillermo decidió no comer con la intención de morir por inanición.
Recordaba constantemente a su amada Aiko. Querría haber permanecido muerto en el hielo con ella. Antes de intentar obligarle a comer o alimentarlo artificialmente los responsables decidieron buscar a un experto en la época en la que vivió Guillermo y que conozca el japonés antiguo con la intención de poder comprenderle mejor y levantar así su estado de ánimo.
De este modo dieron con Kaori, que a pesar de su juventud, estaba considerada como una de las mayores expertas en cultura y tradiciones del Japón del siglo XVI.
Kaori en aquel momento sufría una gran depresión personal, ya que recientemente el que había sido su novio de toda la vida la había abandonado para irse con su mejor amiga el mismo día en el que se iba a casar con él, lo que le  partió el corazón.
Sus padres la animaron a coger aquel trabajo con la intención de que estuviera distraída y no pensara más en el tema. Finalmente ella aceptó.
No imaginaba que conociendo a Guillermo iba a formar parte de una historia antigua llegada hasta nuestro tiempo.
Al día siguiente se presentó en las oficinas de la empresa propietaria del laboratorio.
Estos, tras hacerle un curso relámpago de dos días acerca sus normas, protocolos y dinámica de la empresa la llevaron al laboratorio.
Ya que Kaori hablaba el japonés antiguo y un poco de español, su trabajo consistiría en conversar con Guillermo, hacerle que contara su historia y mantenerle animado y lo más feliz posible.
Cuando se la presentaron este ni siquiera la miró.
No quería  hablar con nadie, solo quería morir.
Igualmente Kaori comenzó a hablarle en español y japonés antiguo siguiendo las formas del siglo XVI lo que sorprendió a Guillermo enormemente. Finalmente acabaron conversando. Pasaron los días y se hicieron amigos.
Guillermo le contó su triste historia: cuando luchó por el reino de España en las américas, cuando cayó preso en el Japón feudal, su regreso a la campaña de las américas, como sus compañeros le faltaron al respeto y cómo el Rey le encomendó la misión de volver a Japón. Su relación con Aiko, como esta murió y cómo él acabó allí.
Por su lado Kaori también le contó su vida. Ambos empatizaron.
Kaori sentía una gran admiración por Guillermo.
Debido al trato diario comenzaron a surgir lazos afectivos entre ambos.
Kaori estaba dedicada a su trabajo por contrato seis días a la semana doce horas diarias con disponibilidad las veinticuatro horas en caso de que fuera necesario.
Por sugerencia de los médicos, para la adaptación de Guillermo al mundo actual Kaori le enseñó los electrodomésticos actuales y los inventos utilizados a diario por la gente contemporánea como la luz eléctrica, la televisión, el teléfono...etc.
Al verlos Guillermo tardó en aceptarlos y comprenderlos. De este modo se sucedieron continuas situaciones cómicas entre Guillermo y Kaori, lo cual desencadenó que se enamoran.
Cuando ya estaba bastante adaptado a las comodidades de la vida moderna, Kaori le enseñó historia universal, centrándose en España y Japón, desde su época hasta la actualidad.
Guillermo entristeció. No comprendía como los hombres habían podido llegar tan lejos creando la bomba atómica y realizando masacres y genocidios mucho más atroces que los que vio en su época.
A su parecer el ser humano no solo seguía siendo el asesino despiadado de siempre, sino que había descubierto nuevas y más efectivas formas de aniquilar y además tenía la cara de ser lo suficientemente hipócrita como para que mientras por un lado masacraban a sus hermanos en una punta del planeta, en la otra despotricaban contra aquellos que causaban semejantes males y condenaban a muerte a cabezas de turco por sus propios pecados.
Se dio cuenta de lo horrible que era nuestra sociedad y le entristecía mucho al ver en que había acabado el mundo.
Su mundo con mucho más honor y respeto ya no existía, estaba olvidado y perdido y había desembocado en aquella sociedad histérica, ciega y homicida.
Kaori y Guillermo estaban cada vez más unidos.
Finalmente, con cuidado y a espaldas de todos iniciaron una relación sentimental.
Guillermo quería salir de la clínica y vivir junto a Kaori tal cual le hubiera gustado hacer con Aiko, la cual seguía presente en su memoria y sus sueños en los que hablaba con él. Pero los responsables de devolverlo a la vida no estaban dispuestos a dejarle ir sin más.
Cuando ya era demasiado evidente Kaori se ve obligada a confesar su amor por Guillermo a sus jefes.
Estos tas una monumental bronca en la que la ridiculizaron de mala manera la despidieron sin posibilidad de poder volver a ver a aquel hombre de más de quinientos años.
Para ellos Guillermo no era más que un experimento con el cual poder ganar mucho dinero y prestigio. Ellos lo habían devuelto a la vida por lo tanto lo consideran una propiedad.
Guillermo, que había progresado enormemente en el conocimiento del japonés moderno,  intentó hablarlo con ellos, pero estos hicieron caso omiso.
En un ataque de ira les agredió. Lo consiguieron someter con dardos tranquilizantes y lo encerraron. Un mes más tarde Kaori consiguió burlar la seguridad de aquel laboratorio con la ayuda de unos amigos ex militares y sacaron de allí a Guillermo como si de una misión especial se tratase.
Por primera vez Guillermo descubrió el Tokyo moderno.
Tras varios días ocultos en un love hotel de la capital nipona, tomaron un tren y viajaron hasta una zona rural lejos de la ciudad.
Huyeron al campo, a una pequeña casita rústica que tenían los padres de Kaori junto a un lago en un valle lejos de todo.
Por su parte los responsables del laboratorio al descubrir que Guillermo huyó con aquella chica informaron a la empresa central y estos encolerizaron. Decidieron entonces darle caza y recuperarlo vivo o muerto antes de que la prensa se enterara y el mundo entero lo supiera.
Contaban con todo un ejercito de mercenarios a los que pusieron tras la pista y mandaron tras ellos.
Pasaron los días. Guillermo y Kaori pensaron por un momento que nadie los encontraría allí y empezaron a vivir felices en ese rincón perdido del Japón actual.
Para Guillermo la vida que nunca tuvo antes parecía estar llegando.
Basaba sus días en la contemplación de la naturaleza al lado de Kaori. Preparaban la comida juntos, realizaban las tareas del hogar, Guillermo le hablaba de costumbres cotidianas de su época, algunas de lo más extrañas para la gente de ahora. Por la noche acostados en la cama, antes de dormir, hacían el amor con dulzura.
Desgraciadamente su felicidad no duraría demasiado. Una mañana el ejercito de mercenarios mandados por aquellos que resucitaron a Guillermo les encontraron.
Un portavoz se acercó a la casa y les dio un ultimátum. Si Guillermo iba con ellos no les ocurriría nada. Guillermo, hombre de acción y sabiendo que su vida no tenía futuro confinado en las instalaciones del laboratorio de aquella empresa como su mascota, les respondió matando al portavoz. Una veintena de hombres trajeados sacan de sus maletines y de sus trajes pistolas y armas automáticas. Guillermo y Kaori se refugian dentro de la casa mientras que sus enemigos liberan un infierno de plomo y fuego contra su refugio.
Tirados en el suelo del salón Kaori estaba muy asustada. Los cristales de las ventanas estallaban en mil pedazos, las paredes se llenaron de agujeros, trozos de madera, de yeso, de metal, de plomo volaban por todas partes sin control. Guillermo la abrazaba cubriéndola de que no le fuera a dar ningún cristalito o cualquier otro objeto que volaba a su alrededor.
Una vez cesaron el fuego, Guillermo se posicionó dentro de la casa y mandó a Kaori esconderse.
Tras unos minutos varios hombres entraron y Guillermo les dio muerte usando sus técnicas de artes marciales.
Desde fuera prendieron fuego a la casa. Podían hacer lo que quisieran, la casa estaba a kilómetros de cualquier otro lugar.
Guillermo se hace con varias armas de fuego de los que ya han muerto y sale a combatirlos.
La lucha, desigual se mire como se mire, se declina a favor de Guillermo, rápido, violento y salvaje como él solo. Les da muerte a la veintena de hombres. Una vez muertos este se pasa cadáver por cadáver a rematarlos sin piedad. Cuando terminó llamó a Kaori y esta salió a su encuentro.
Se abrazan felices. Creen haber superado el último obstáculo.
Desde lo lejos, un francotirador dispara su fusil y el proyectil impacta en la cabeza de Guillermo matándolo al instante. Su cuerpo inerte cae al suelo con la mirada perdida. La sangre sale de su cabeza a chorros por unos segundos. Poco a poco va perdiendo presión. Su sangre lo baña  todo. Kaori grita y llora impotente. Cae al suelo de rodillas ante el cadáver de su amado. Sus manos se empapan de la sangre de aquel guerrero del siglo XVI. Un amor por el que ambos tanto habían apostado. Llora desconsolada sobre el cadáver de Guillermo.
De repente, el francotirador se acerca a ellos. Vestido de negro con gafas oscuras. Impasible la mira con cara de satisfacción. Mete la mano en su americana y saca una pistola automática. Sin mediar palabra le pone el cañón en la frente a Kaori, que con los ojos inundados en lágrimas lo mira desconsolada.
El francotirador le dispara en la frente a quemarropa. El proyectil le sale por la nuca y Kaori muere junto a su amado.
Su asesino impasible lo fotografía todo con su teléfono y tras hacer una llamada se marcha del lugar.
Días después sale una noticia que recorre los periódicos y la televisión del mundo entero. El español del siglo XVI que fue resucitado en Japón muere de un infarto en su habitación del laboratorio durante la noche sin motivos aparentes. Según se informa, al parecer su cuerpo estaba débil y no soportó la vida por mucho tiempo. La sociedad se conforma y siguen sus vidas como siempre.
En ocasiones, por más que luchamos, la felicidad es inalcanzable y cuando nos llega es la muerte nuestra auténtica liberadora de ataduras, la única que nos permite la felicidad eterna.
Esta historia muestra la lucha y el sufrimiento de un hombre por encontrar un sitio en el mundo del que formar parte, al que el destino le permite ver el futuro de la humanidad, pero desgraciadamente ese futuro es contrario al que soñaron nuestros padres. Ese mañana mejor es una pesadilla de odio, egoísmo, hipocresía, lujuria y egocentrismo que lleva a la humanidad de cabeza a la autodestrucción. La sangre vertida por todos nuestros antepasados por conseguir un mundo mejor para las próximas generaciones fracasaron. El mundo de hoy sigue siendo un caos cruel y despiadado destinado a desaparecer por su propia furia.

Espero que haya sido de vuestro agrado.
Hasta la próxima.

Alberto Hidalgo.

 

domingo, 11 de octubre de 2015

Mi vida con Jana

ES FICCIÓN!


Hola a todos.
Hace algunos años, sobre 2005 o 2006 escribí un relato corto inspirado en una chica que conocí por aquella época. Fue así como nació la historia de Mi vida con Jana. Una mezcla de un personaje real y mi, en ocasiones, perversa imaginación.
Hoy he decidido mejorar la historia dándole un toque aún más bestia. Espero haber acertado y haber hecho un buen trabajo.
He aquí la nueva versión de la historia. Espero que sea de vuestro agrado.
De lo que estoy seguro es que si no la conocéis, por lo menos os sorprenderá.


Mi vida con Jana
Hace treinta años, cuando era nómada y todas esas mierdas que ahora dan por la tele no habían empezado, iba de noche por el desierto de una reserva natural del sur de España en mi
coche cuando de repente oí un ruido procedente del maletero. Todo parecía ir bien hasta el momento de oír aquel ruido. Había conseguido huir de la policía, tenía el dinero de aquel banco y mi compañero de fatigas había sido devorado por unos lobos en el zoo de Madrid, por lo que el botín era todo mío. Si conseguía sobrevivir a aquella noche sería rico. Llevaba dos horas perdido, zigzagueando entre dunas, posiblemente dando vueltas en círculo, muerto de sed y ese ruido me puso de lo más nervioso.
-¿Acaso se me había colado alguien en el maletero?- Pensé.
Si había alguien en el maletero llevaba horas ahí dentro. Posiblemente más de cinco horas.
No había parado para nada, además, los frenos estaban rotos, el freno de mano atascado y el pedal del acelerador hundido de tal modo que me obligaba a mantener el coche a 90 km/h por lo que detenerse suponía estrellar el coche contra algo. De todos modos en breve tocaría detenerse ya que se me acababa el combustible.
Finalmente llegué por casualidad a un pequeño oasis donde estrellé el coche contra una palmera. El vehículo acabó en siniestro total. Por suerte no me hice más que unos pequeños rasguños.
Al salir del coche descubrí que aquel oasis tenía un enorme lago con una cascada, estaba lleno de palmeras y habitado por búfalos que sorprendentemente no parecían haberse asustado con mi brusca llegada. Aquellos animales estaban en su época de celo lo que los volvía más peligrosos si cabe. Pasar la noche en aquel lugar suponía encerrarse en el coche y rezar para que aquellos bichos no se me acercaran demasiado.
No era mal lugar, estaba tranquilo y por ahí no pasaría nadie. A la mañana siguiente seguiría mi camino a pie y desaparecería para siempre. Pero antes tenía que mirar qué era aquel ruido del maletero. Si hubiera un policía escondido allí dentro estaría en un apuro. Con una llave inglesa en la mano rodeé el coche y me acerqué cuidadosamente al maletero. Lo abrí y rápidamente me aparté.
Al acercarme lentamente descubrí que no había ningún policía ahí dentro. Solo el cuerpo desnudo de una mujer boca abajo. Antes de que me diera tiempo a tocarla se dio la vuelta y me miró a los ojos. Era Jana Kratochvilova (Checa de ojos claros, cabello castaño, muy delgada, sin pechos y muy pálida). Estaba totalmente desnuda, húmeda y ninfómana tal y como la abandoné en el burdel la noche anterior.
A Jana la había conocido en un asqueroso antro de drogadictos en París donde, estando tremendamente drogado y borracho, me la tiré encima de un sofá. Ella dijo haberse enamorado de mí, pero la ignoré y tras marcharme del lugar no la volví a ver hasta meses después, la noche anterior al robo del banco.
Había ido a fornicar a un burdel famoso por sus chicas a las afueras de Madrid. Allí estaba Jana, que al parecer llevaba buscándome desde nuestro encuentro en París y estaba empeñada en hacerme suyo. Insistió tanto que acabé por volver a practicar el coito con ella. Su pálido cuerpo de sedosa piel temblaba agitado por el deseo. El hedor que producía de no haberse lavado en semanas era más fuerte que el de un animal de tiro. Aún así le metí toda la caña que pude, pero Jana era insaciable por lo que la golpeé en la cabeza con una botella de Jack Daniels y la dejé inconsciente. De este modo me pude ir fácilmente de la habitación sin pagarle el servicio.
Desgraciadamente para mí, al parecer no quedó inconsciente y mientras que yo salía de la habitación, bajaba las escaleras, me tomaba una última copa en el bar del burdel, cogía el coche y me marchaba del lugar, ella despertó, aturdida salió de la habitación por la ventana, bajó por una cañería de la fachada lateral del edificio y desnuda se encaminó hasta mi coche, el mismo que usaba en París, y manipulando la cerradura con un ganzúa abrió el maletero y se metió dentro.
A causa de cometer el error de no mirarlo todo bien antes del atraco al banco ahora tenía a Jana nuevamente frente a mí en medio de la nada.
No había lugar a donde huir. Me veía obligado a pasar la noche con ella.
Continuaba mirándome fijamente sin mediar palabra. Le aguanté la mirada y de repente en una fracción de segundo me saltó encima y con una fuerza sobrehumana me arrancó la ropa y me violó.
Su cuerpo seguía desprendiendo un fuerte olor, aún así la puse a cuatro patas y la penetré salvajemente.
Practicamos el coito con tanta fuerza que quedé inconsciente. Cuando desperté seguía siendo de noche, pero habían pasado varios días y Jana se había cepillado a todos los búfalos hasta reventarlos.
Al menos es lo que me dijo cuando le pregunté el motivo de por qué no podía cerrar las piernas y tenía la vulva morada e hinchada. Le hubiera venido bien un poco de hielo.
Jana se paseaba por aquel lugar totalmente desnuda sin ningún tipo de pudor.
Lo cierto es que los búfalos habían muerto. Estábamos solos en aquel oasis a kilómetros de cualquier otra persona, rodeados de arena por todas partes con toneladas de carne de búfalo para nosotros. Tras conversar unos minutos con ella, se masturbó restregando el chichi por mi pierna y después me ofreció un estofado de búfalo con ramas de palmera y salsa echa con agua de coco. Mientras estaba inconsciente aparte de matar a polvos a aquellos animales, había echo de ellos comida para un mes. Con los huesos hizo una cabaña que cubrió con las pieles de los animales. Según ella en el maletero del coche había un manual para hacer todo eso.
Tras la cena, mientras Jana se fumaba un porro con la droga que llevaba escondida en  una bolsita de plástico que llevaba metida en el culo, le dije que me tenía que ir, que lo sentía mucho pero no podía quedarme allí por más tiempo.
Ella divagaba con estupideces. La conversación empezó a tomar todo el aspecto de un dialogo de besugos. No paraba de decirme que quería vivir conmigo hasta la muerte y un montón de extrañas paranoias acerca unos extraterrestres que venían de una galaxia muy lejana a llevarse nuestro oro y a tirarse a unos monos muy feos, peludos y mal olientes.
Como veía que nuestra conversación no llegaba a nada le dije que teníamos que irnos, que aquel no era un lugar seguro, que podrían venir los marcianos y violarnos en cualquier momento.
Cometí un grave error al decirle eso.
Al oir aquello se le encendieron los mofletes y su rostro pálido se tornó rosado, sus pezones se endurecieron hasta el punto de poder cortar el diamante, me saltó encima y volvimos a tener sexo salvaje hasta volver a caer inconsciente. Justo antes de desmallarme tuve la certeza de que era verdad que había matado a polvos a los búfalos. Jana no mentía. Después se volvió a hacer la oscuridad y me desvanecí.
Al despertar era de día, estaba atado a una palmera, tenía migraña y el coche con todo lo que llevaba dentro estaba calcinado.
Al parecer después de dejarme inconsciente Jana había hecho una enorme hoguera con el coche, con la esperanza de que los extraterrestres vieran la señal y bajaran de los cielos a fornicar con ella.
Atado a la palmera me dio de comer. Esta vez la carne de búfalo tenía un sabor extraño.
Al parecer Jana también llevaba metido en el culo una potente droga afrodisíaca que había mezclado con la comida. Conseguí soltarme de mis ataduras, pero una vez la droga hizo efecto ya no tenía escapatoria. Necesitaba estrujar a Jana y descargar toda la furia que llevaba entre las piernas en ella. Fue entonces cuando me di cuenta de la gran belleza de aquel lugar.
Desde aquel instante vivimos un tórrido romance como el de la historia de El lago azul durante un mes. Ya todo me daba igual, pasábamos todo el día haciendo el yambo mambo a todas horas. El deseo y la lujuria descontrolada dominaban mis actos y me impedían pensar en nada más.
Me tiré a Jana a más no poder. Una vez acabados nuestros fluidos habituales, sangrábamos ambos por los genitales y nuestras sangres se mezclaban en los actos lujuriosos más salvajes y depravados. Me había unido carnalmente a una mujer a la que no quería ni ver. Era espantoso. Era inevitable.
Pasado un mes, en un descuido de Jana, y una vez recuperé la consciencia me escapé corriendo de allí.
El plan era salir millonario de aquel lugar y por el contrario escapé un mes más tarde de lo planeado, desnudo y desamparado.
Pasé penurias y tuve que realizar un gran esfuerzo para superar en todos los sentidos lo que aquel oasis y Jana habían supuesto en mi vida. Finalmente conseguí olvidarme del tema.
Por un momento pensé que jamás tendría que volver a verla.
Cinco años después, cuando ya ni me acordaba del tema yo había rehecho mi vida.
Supuestamente me había pasado a la religión musulmana y estaba casado con 18 mujeres, aunque todo eso no era más que una tapadera para mi negocio de prostitución que había montado en un piso en la costa azul al sur de Francia. En realidad vivía en un chalé a las afueras junto al mar desde el que controlaba mi negocio, rodeado de sirvientas japonesas que trabajaban en ropa interior todo el día y sin ropa toda la noche deseosas de complacerme en todo lo que quisiera.
Fue un buen día, cuando de repente vi llegar una limusina rosa. De la limusina salió Jana, más fea, gorda y vieja que antes con cinco niños mellizos de cinco años tan feos como ella.
Cometí el error de dejarla pasar a casa y me explicó que en el oasis la dejé embarazada sin querer de quintillizos y la muy guarra venía a hacerme responsable de aquello y a convertir mi vida un infierno.
Venía acompañada por unos mafiosos de su país a los que les había hecho algún favor en el pasado y por ese motivo estaban allí con la intención de ver cumplida la voluntad de Jana y así no tener que deberle nada a un ser tan horrible.
Traía consigo un documento de un bufete de abogados de Praga que constaba de más de quinientas hojas en el que se me obligaba a dejar de ser musulmán, abandonar mi dinero, mis japonesas, mi vida y vivir con Jana y mis hijos el resto de mis días.
Yo le dije que no y algo me golpeó en la cabeza. Al despertar me encontraba tumbado en el sofá del enorme salón de mi chalé. Tenía la cara cubierta de un fluido pringoso y mal oliente y montones de pelos púbicos castaños pegados por todo el rostro, incluso dentro de la boca. Algo me decía que Jana se me había sentado en la cara.
Miré a mi alrededor y los mafiosos robaban lo que podían y se llevaban a mis japonesas mientras que aquellos niños mordían los muebles y arañaban las puertas. Jana, que se masturbaba con un candelabro de plata, al verme recuperar la consciencia me miró con una sonrisa complaciente.
No sé como pero me había hecho firmar aquel documento conforme contraía matrimonio con ella y me iba a vivir a su lado y al de nuestros hijos (cinco chicos llamados: Jana 1, Jana 2, Jana 3, Jana 4 y Jana 5) a Praga.
Me contó que el día que tuvo que registrar a los niños en el registro civil de Praga, estaba tan drogada que no conseguía recordar ningún otro nombre y como el juez encargado del caso se negó a registrar a las criaturas como: Joder, Mierda, Puta, Hostia y Roña, aceptó de mejor grado asignarles a todos el mismo nombre de su madre seguido de un número para diferenciarlos.
Tuve que dejar el sur de Francia, cerrar el prostíbulo y vender mi chalé. El dinero se lo quedó el estado en concepto de impuestos atrasados.
Acabé en una asquerosa chabola bajo un puente a las afueras de Praga.
Volvía a ser pobre, muy pobre, esta vez junto a Jana y los cinco críos que lo único que sabían hacer era gritar, violar animales, tirarle los tejos a todas las chicas checas pechugonas, robar en el colegio y decir palabrotas. Jana siempre decía que habían salido a mí. Para soportar aquella situación me bebía al día toda la cerveza necesaria como para estar ebrio la jornada entera.
Anestesia contra el dolor, como solía decir yo en aquella época.
Pasaron los años. Cada año era un poco peor que el anterior. Lo único positivo es que siempre y cuando Jana y yo no volviéramos a poner una bomba en el centro de la ciudad la policía hacía siempre la vista gorda con nosotros.
Y es que a los dos años de estar en Praga asaltamos un furgón blindado con una bomba lapa en el centro de la ciudad. Salió mal y la policía nos encerró en la cárcel. Jana y yo fuimos a parar a la misma cárcel, ya que era tan fea, gorda y bruta que la confundieron con un hombre, y a los cuatro días de estar entre rejas nos soltaron debido a la enorme cantidad de suicidios que se produjeron aquellos días en prisión. Eso sí, nos hicieron jurar que no pondríamos más bombas.
Quince años más tarde, por extraño que parezca, le acabé cogiendo cariño a aquella asquerosa y desagradable forma de vivir. Como suelen decir, cuando te haces viejo chocheas y mis neuronas parecían estar patinando a los cincuenta años.
Me gustaba mi chabola bajo el puente de las afueras de Praga. Aprendí a hablar Checo con acento español. Teníamos un enorme y lanudo perro negro al que me pasaba el día dando voces.
Jana y yo echábamos una media de cinco polvos diarios en cualquier sitio de la chabola y las inmediaciones de esta. Mis hijos siempre venían cargados de dinero ya que se les daba bien robarle a los turistas del centro de la ciudad. Vivíamos sin comodidad pero con lujos y aunque cuando llovía se nos inundaba la chabola por las goteras, defecábamos en el campo y no teníamos agua caliente, teníamos televisión por cable, pantalla plana curva de 60', IPhone, Mac y conducía un BMW.
Teníamos el monopolio de carteristas en el centro de la ciudad, también teníamos prioridad a la hora de asaltar furgones y camiones de supermercado para hacer la compra.
Jana asaltaba con los niños las tiendas de ropa por la noche en tiempos de rebajas. A Nuestro perro lo solíamos meter en las fosas sépticas y en las alcantarillas, luego lo atábamos delante de la chabola y debido al mal olor, ni las ratas se atrevían a acercarse.
Acostumbrados, a nosotros ya nos gustaba el mal olor del animal. A mí me gustaba tanto que hasta me frotaba contra él cuando estaba más sucio. A Jana eso la excitaba. Finalmente vivimos un montón de años felices. Mis hijos eran una maravilla, eran tan listos que les dieron el graduado en el instituto tan solo para que no volvieran nunca más.
A Jana cada día la encontraba más sexy, aunque nadie aparte de mí se atrevía a acercarse a ella.
Su aspecto, el de un camionero gordo y maricón que no se lavaba en años, solía poner la piel de gallina a todo aquel que la veía o la olía.
Mis hijos se echaron novia. Jana 1 salió con una anciana de ochenta años hasta que esta murió. Jana 2 se casó con una chica de su edad que sufría de esquizofrenia paranoide con crisis narcisistas con la que tuvo siete hijos. Jana 3 tras varios años de noviazgo lo casamos en la chabola con una obeja. Jana 4 salía con una gitana rumana cleptómana y drogadicta y Jana 5 estaba enamorado de sí mismo por lo que se pasaba gran parte del día masturbándose delante de un espejo.
Desgraciadamente nada es para siempre.
Un día uno de mis hijos robó lotería y nos tocaron 40.000.000 €. A las semanas de aquello otro de nuestros hijos participó en un concurso de la tele y ganó un fabuloso chalé en la costa sur de España. Las autoridades Checas junto al ejercito nos obligaron a marcharnos a vivir a España abandonando así nuestro amado hogar. Pero antes tuvimos que lavar y esquilar al perro. Se me saltaban las lágrimas cuando el peluquero en cuestión, vestido con traje NBQ, arrancaba las costras de roña del cabello de nuestro querido animal y luego cortaba sus lanas indiscriminadamente.
Incluso el alcalde de Praga tuvo en una rueda de prensa unas palabras para nosotros: "Con la partida de la mayor escoria de nuestra sociedad libramos a Praga de un cáncer que nos corrompía desde hacía años".
Ahora que han pasado los años, tengo que vivir en un chalé a todo lujo, con criadas japonesas y mayordomo filipino.
Mis hijos se han independizado y se han construido sus propios chalés en nuestro terrenito de 4.000 hectáreas. Jana fue a una clínica de estética y la dejaron mejor que el primer día que la vi. Ahora no solo tiene unos buenos pechos que agarrar, sino que entre liposucciones y ejercicio vuelve a tener la cinturita de una jovencita de veinte años.
Y yo he dejado la bebida y me he hecho culturista. Jamás antes había tenido unos músculos tan grandes y bien formados.
Jana y yo seguimos echando una media de cinco polvos diarios y pensamos en tener otro hijo. Ahora es cuando realmente nos amamos de verdad. Supongo que después de tantos años tragando la mierda, la mierda acaba gustándote.
Nos consideran de la Jet Set del sur de España, incluso hay ricos que nos invitan a sus fiestas, pero yo siento añoranza de aquellos felices años que pasamos en nuestra chabola bajo aquel puente de las afueras de Praga.
Supongo que no siempre lo que uno considera lo mejor para él es tal y como uno se imagina. Las mejores cosas vienen en ocasiones de lo peor o de aquello que uno no se espera. La vida está llena de sorpresas y nunca se sabe qué es lo que puede pasar o dónde uno va a terminar. Supongo que si después de todo se es feliz, se acabe donde se acabe, el resultado es una auténtica victoria.

Espero que haya sido de vuestro agrado. Supongo que por lo menos os habréis reído.
Os deseo lo mejor.
Hasta la próxima!!!

Alberto Hidalgo.

 

sábado, 26 de septiembre de 2015

Presentación El mañana será mejor en Madrid

Hola a todos!!! El pasado lunes 21 de septiembre del presente 2015 tuvo lugar la presentación de mi primera novela en la librería Gaztambide de Madrid.
Justo antes de que comenzara todo se me realizó una nueva entrevista acerca la que está siendo una de las novelas más populares del momento.
Tras la entrevista se dio paso a la presentación.
Alrededor de las 19 horas de la tarde y una vez la sala ya estaba completa, junto a mi editor presentamos ante todos los asistentes El mañana será mejor, una historia muy de este tiempo cambiante que nos ha tocado vivir.

Se comentaron los diferentes aspectos y puntos fuertes de la historia sin desvelar ningún dato vital de la trama. Fue así como se habló de la comunidad china en España y sobre los chinos en general de un modo real y honesto. Se comentó como el protagonista de la historia sufrió el rechazo de la sociedad catalana independentista durante los años que vivió en Barcelona por el mero hecho de ser de otra provincia española.
Las fuerzas armadas de España, las artes marciales y el mundillo del cine también tienen su lugar en este relato acerca de la vida de un español casado con una mujer china al cual la vida desafía constantemente con duras batallas, convirtiéndolo en un guerrero de nuestro tiempo.
Se relata con claridad un testimonio real de los problemas de los españoles que


deciden inmigrar, más concretamente del choque cultural y político con Canadá, un país del que no se oye hablar demasiado y del que se tiene un concepto mejor de lo que en realidad es.
Estos temas y muchas cosas más esperan a aquellos que lean El mañana será mejor  una historia optimista acerca el hecho de luchar contra la adversidad y contra los conflictos personales de cada uno.
Una historia en ciertos aspectos de autoayuda sorprendente y cautivadora.
Un relato honesto sobre la vida de una persona que lucha por sus objetivos y por alcanzar la felicidad y no se deja amedrentar ante la adversidad.
Dramática, endulzada con humor, llena de aventuras, erotismo y amor.

Tras la presentación se firmaron libros y hubo un vino en el cual los asistentes pudieron conversar abiertamente sobre la novela y preguntar cualquier duda o curiosidad sobre una obra que abarca temas tan variados y dispares.
Supongo que dentro de algún tiempo sacaré alguna otra historia. Muy posiblemente no tan personal como esta, pero trataré de escribir algo que merezca la pena leer.
Espero que mi novela sea de vuestro agrado.
Os deseo lo mejor.
Hasta la próxima!!!

Alberto Hidalgo.

 

jueves, 17 de septiembre de 2015

Entrevista ViveLibro a Alberto Hidalgo

Hola A todos!
Alberto Hidalgo: "El mañana será mejor' es el testimonio de una lucha contra la adversidad"
Nuestro autor Alberto Hidalgo se estrena con viveLibro con su libro El mañana será mejor. Una historia inspirada, según nos cuenta Hidalgo, en muchos aspectos de su propia vida aunque también tiene "otro tanto de ficción". El encargado de contar esta historia es el personaje de Cayo Julio César, nombre inspirado en el dictador de la antigua Roma, un personaje de nuestro tiempo al que las artes marciales dan una serie de valores. Buscar la felicidad y dejar de perder el tiempo en las cosas negativas son alguna de las claves que encontraremos en esta primera obra de Alberto Hidalgo.



viveLibro (V): ¿Alberto, en qué te inspiraste para escribir El mañana será mejor?

Alberto Hidalgo (AH): El mañana será mejor es una historia inspirada en mi propia vida en muchos aspectos. Digamos que tiene mucho de autobiográfico y otro tanto de ficción. El año pasado fue un año muy duro y desagradable para mí. En aquel momento la incertidumbre y el dolor lo cubrieron todo con su presencia. Fue entonces cuando decidí que sería buena idea dejar un legado, un recuerdo de mí mismo. Por este motivo durante un año trabajé en la idea de contar la vida de un hombre de treinta y tantos años desde su nacimiento hasta la edad adulta y como este, a pesar de todos los desastres a los que el destino lo somete, siempre se sobrepone y sigue adelante con optimismo.

Cambié nombres, lugares y algunos hechos, le di surrealismo, fantasía, un toque de humor y toda la violencia y el sexo que pude, sin pasarme, creando así una historia de ficción inspirada en una historia real en la que la realidad y la ficción se mezclan hasta el punto de fundirse en una misma cosa, una misma realidad y esa realidad es la novela aquí presente. 

V: ¿Por qué elegiste este título para tu libro?

AH: Elegir el título fue la parte más difícil. No fue hasta casi el final que no decidí que nombre ponerle. El mañana será mejor o Ming tian hui geng hao es el nombre de una hermosa y optimista canción ochentera de Hong Kong muy famosa en Asia. El nombre y la letra de esta canción encajaban perfectamente con mi historia. Al fin y al cabo el protagonista siempre mira con optimismo al futuro. Siempre piensa eso: que El mañana será mejor. 

V: ¿Qué hay de samurái en el personaje de Cayo Julio César?

AH: El personaje de Cayo Julio César es un guerrero, un samurái de nuestro tiempo. Es una persona con unos valores, una humildad, un respeto y unos ideales fijos que marcan su vida. Un personaje íntegro que cumple con lo que dice e insiste en lo que cree y en lo que quiere. Pocas personas son tan constantes como este Cayo Julio César. Las artes marciales dan una serie de valores y una ética a aquellos que se las toman en serio. Si realmente crees en ellas te conviertes en una persona de bien. El personaje de Cayo Julio César tiene las artes marciales japonesas como camino en la vida y tiene tan interiorizado sus principios que ya son parte de él.

V: ¿Por qué has elegido el nombre del dictador de la antigua Roma para tu personaje?

AH: Cayo Julio César es uno de los personajes más importantes de la historia de la humanidad, hizo grandes cosas que quedaron marcadas para siempre. Venía de familia noble y tuvo facilidades para alcanzar el éxito. Se podría decir que tenía estrella. En este sentido el protagonista de El mañana será mejor podría ser perfectamente su alter ego ya que si Cayo Julio César, el romano, tenía estrella, mi Cayo Julio César nació estrellado. De familia humilde, tenía todas las papeletas para tener una vida mediocre y triste.

A pesar de ello y a lo largo de su vida hizo todo lo que pudo por alcanzar sus objetivos y aunque no alcanzó el éxito en muchas ocasiones tampoco acabó mal. Por otro lado ambos tienen grandes ambiciones y luchan por sus ideales, así que en cierto modo y a pesar de ser opuestos se parecen. 

V: ¿Por qué has elegido esta temática para tu libro?

AH: Yo creo que más que elegir una temática la temática tomó forma por sí sola. Quería escribir un relato sorprendente, una historia real lo suficientemente surrealista como para tener personalidad propia y llamar la atención del lector y decidí hacerlo dándole el mayor grado de realismo, crudeza y pasión posible. Una historia llena de aventuras, humor, romance, acción y erotismo.

El protagonista es un ser inquieto y ello da pie a mostrar gran variedad de temas a lo largo de la novela. Temas tales como: el abuso de poder, la educación infantil, las artes marciales en España, el cine español, los independentistas de Cataluña, las fuerzas armadas españolas, los matrimonios en la actualidad y matrimonios interraciales, la comunidad china en España, viajar por el mundo, inmigrar a Canadá, ... Una historia mitad agua, mitad fuego, mitad viento, salvaje, cautivadora, sexual y erótica, violenta y simpática, llena de humor, ternura y sobretodo honesta. Un relato desgarrador. Fue como si me hubiera hecho el seppuku y en lugar de vísceras me hubiera salido un libro. 

V: ¿Consideras este libro como una obra de autoayuda?

AH: Supongo que en ciertos aspectos lo es. Hablando claro, si se lo lee un suicida es posible que se le pasen las ganas de quitarse de en medio. En El mañana será mejor el protagonista se sobrepone a todo tipo de situaciones desagradables y sigue adelante. Uno de los mensajes de la novela es ese: si crees en algo lucha por ello cueste lo que cueste, sea como sea, sigue adelante, busca tu felicidad, busca tu lugar en el mundo y sé feliz, que la vida son dos días y no hay tiempo que perder en cosas negativas y destructivas.

Esta historia es el testimonio de una lucha contra la adversidad y su protagonista un ejemplo claro de tenacidad y abnegación.

V: ¿Por qué decidiste publicarlo?

AH: Desde el principio mi idea era publicar el texto que plasmara sobre el papel. Durante años escribí guiones y relatos cortos, hacer una novela representaba un nuevo desafío y no fue fácil. Ahora que ya existe físicamente me siento orgulloso de mi trabajo como si fuera un hijo. 

V: ¿Qué otros proyectos editoriales tienes en mente o estás desarrollando?

AH: No puedo hablar de ello. Simplemente decir que trataré de ser original y creativo. Trataré de hacer algo que merezca la pena leer. Puede que tierno, puede que violento, lujurioso o absurdo, aunque lo más probable es que sea despiadado y de miedo.
Espero que tengáis un maravilloso día.
 
Alberto Hidalgo.
 

viernes, 11 de septiembre de 2015

明天会更好/El mañana será mejor

Hola a todos!
Tengo el gusto de hablaros de mi primera novela como escritor: "El mañana será mejor".
Desde que era muy joven siempre me ha gustado escribir. Formalmente llevo haciéndolo desde los 15 años aproximadamente.
En una época escribí guiones, me profesionalicé en ellos y fue eso, durante muchos años, lo que principalmente escribía. También hice relatos cortos, pero mi principal meta eran los guiones tanto de cortometraje como de largometraje.
Quería hacer cine como actor y estaba totalmente volcado en ello. Como se me daba bien escribir y se me ocurrían muchas ideas, pues escribía.
Desde 2008, que hice un paréntesis del mundo del cine y el espectáculo para dedicarme a otra cosa, básicamente solo he escrito historias cortas. Aún así desarrollé un par de guiones que posiblemente jamás lleguen a ninguna parte.
La historia que nos concierne, 明天会更好/El mañana será mejor, la extraje de mis entrañas.
En mi mente la idea de escribir una novela llevaba dando vueltas desde hacía años. La falta de tiempo o el creer no tener tiempo, ya que al fin y al cabo si lo quieres hacer el tiempo lo sacas de donde sea, impedían que me pusiera a escribir.
En 2014, el año pasado, la vida me llevó a un callejón sin salida y me dio de hostias. Fue duro y desagradable. Fue entonces cuando decidí escribir una novela. Narrar una serie de hechos que tenía en mente contar.
Con determinación encendí el ordenador y abrí el procesador de textos. Una vez ahí no sabía por donde empezar, aunque tenía una frase clara: "Un espíritu libre seguirá siendo libre hasta el día de su muerte...". Pasaron los minutos y no se me ocurría nada más. De repente la melodía de una canción vino a mi menoria:  Ming Tian Hui Geng Hao(El mañana será mejor), una hermosa canción ochentera de Hong Kong. Busqué el video en YouTube y la inspiración vino a mí. Fue así como empezó todo.
Fue entonces cuando concebí la historia de la vida de un hombre de treinta y tantos años desde su nacimiento hasta la edad adulta y como este, a pesar de todos los desastres a los que el destino lo somete, siempre se sobrepone y sigue adelante con optimismo.
Una vida llena de lucha y esfuerzo por conseguir el éxito. Tenaz y abnegado por hallar la felicidad Julio César, el protagonista, sin dejarse influenciar por las masas ni aquellos que le rodean busca su lugar en el mundo sin descanso.
De personalidad inquieta Julio César recorre el mundo y se dedica a explotar sus múltiples facetas. Todo ello da pie a mostrar gran variedad de temas a lo largo de la novela. Temas tales como: el abuso de poder, la educación, las artes marciales y su submundo, cómo quien se esfuerza e insiste acaba por encontrar algo bueno, el cine Español, Cataluña, las fuerzas armadas españolas, los matrimonios en la actualidad y matrimonios interraciales, la comunidad china en España, inmigrar a Canadá, ...
Una historia honesta, irónica, amarga, cómica, llena de alegrías, desengaños dolorosos, traición, amor, sexo, violencia, agresiva por momentos, dulce y cálida en otros.
Un relato desgarrador y real. Mucho más real de lo que la gente se pueda llegar a imaginar.
Siendo gráfico, escribir esta novela fue como el acto de hacerse el seppuku, lo que en lugar de salir vísceras salió un libro. 
Tras un año de trabajo la historia llegó a su fin y la bauticé con el nombre El mañana será mejor, como aquella hermosa canción de Hong Kong. Un nombre muy apropiado para la historia. 
Cuando quise publicarla busqué editorial y después de algún tiempo di con la adecuada.
Fui a Vivelibro y allí una serie de profesionales me orientaron y ayudaron a dar el último paso. Un paso que no podía hacer solo. Fue así como entre todos convertimos mi proyecto en una realidad.
Gracias a la ayuda de Vivelibro conseguí que la empresa llegara a buen puerto.
A días de hoy El mañana será mejor se vende con éxito en librerías, grandes superficies y por internet a través de la página: www.esebook.com
En breve se realizará una presentación formal en Madrid.
Me siento orgulloso del resultado ya que al parecer el público reacciona positivamente.
No puedo más que dar las gracias a todos aquellos que por pasiva o por activa han colaborado en que haya sido posible la realización de esta novela.
Espero que mi historia agrade y llegue al corazón de las personas.
Por mi parte lo he hecho lo mejor que he podido. Si bien es cierto que la podría mejorar, pero como artista soy consciente de que nunca voy a quedar satisfecho de mi trabajo y bueno, en algún momento hay que darlo por terminado.
Os recomiendo que si tenéis ocasión leáis mi novela.
A aquellos que la lean se les agradecerá los comentarios honestos y constructivos acerca de la obra.
Muchas gracias por vuestra atención y por leer esta entrada del blog.

Alberto Hidalgo.

 

domingo, 6 de septiembre de 2015

En primera persona

Hola a todos!
Nihao, Konnichiwa, Hello, Salut!
Soy Alberto Hidalgo y tengo el gusto de presentaros mi nuevo blog.
En esta ocasión y a diferencia de los otros que ya tengo este hablará en exclusiva acerca inquietudes, reflexiones y experiencias propias.
Quizás también en alguna ocasión os sorprenda con alguna historia de ficción o algo parecido.
Para empezar me voy a tomar la licencia de hablar un poco de mi persona.
Nací en el mediterráneo en 1981, en un hermoso lugar bañado por el sol, decorado por el mar y la montaña. Un maravilloso emplazamiento europeo en territorio español.
Por naturaleza siempre fui muy inquieto y contradictoriamente un introvertido patológico hasta que la realidad me obligó a golpes a desprenderme de toda aquella timidez que impedía a todo un torrente inmenso de creatividad que habitaba en mi interior a salir y mostrarse al mundo.
Me inicié en las Artes Marciales a la edad de once años, a los catorce comencé estudiando teatro para que un año después estudiara interpretación en una escuela de cine que formaba actores, guionistas y directores.
Años más tarde, en 2002, me titulé como especialista de cine en escenas de riesgo.
Trabajé en el mundo del espectáculo desde 1996 hasta 2008 en teatro, espectáculos, televisión, cortometrajes y cine tanto como actor, guionista como de especialista en escenas de riesgo. Incluso llegué a producir.
También fui profesor de artes marciales durante años y realicé diferentes tipos de trabajo en diversas empresas de distintos campos.
Todo ello para que en un momento dado mi vida diera un giro de 180º y comenzara a trabajar para una empresa en un cargo estable.
En ese periodo y durante uno de mis viajes a Asia, conocí a una chica con la que contraje matrimonio y la llevé a vivir conmigo a España. Del fruto de nuestra unión nació mi hijo, un niño mestizo encantador.
La convivencia con mis suegros no sería fácil. Hubiera preferido compartir jaula con un tigre.
Si hiciera un gráfico de mi vida la paranoia en el gráfico sí que iba a ser una auténtica paranoia.
El destino me empujó a buscar un mayor bienestar de la manera más rápida y efectiva posible, por el camino di la vuelta al mundo, mi alma se desprendió de mi cuerpo, me abandonó y me quedé solo y desalmado. Fue entonces cuando descubrí que me quedaban cosas por hacer y decidí escribir una novela acerca la vida de un hombre de treinta y pocos años dedicado a las artes marciales, y casado con una mujer asiática con la que tiene un hijo, que basa su vida en cultivar cuerpo y mente y en alcanzar sus objetivos por más palos que la vida le diera.
Una historia sobre la superación personal y la búsqueda de la felicidad.
Una historia mitad agua, mitad fuego, mitad viento, salvaje, cautivadora y simpática, llena de humor y sobretodo honesta.
Fue como si me hubiera hecho el seppuku y en lugar de vísceras me hubiera salido un libro. Este libro se llama "El mañana será mejor" y es mi primera obra como escritor. Ya que si bien antes del libro ya había escrito mucho, nunca antes había publicado una obra.
Del libro ya hablaré en otro momento.
En la actualidad se podría decir que me encuentro en un momento curioso en el que pueden pasar muchas cosas, o quizás nada, quien sabe.
"Todo surrealismo tiene su parte de realidad y toda realidad tiene su parte surrealista". Es así como yo veo la vida, como un espectáculo surrealista, desgarrador en el que hay momentos de amor, alegría, dolor, lujuria, esfuerzo y sacrificio, placer e incluso inocencia.
Esa vida que se nos da y se nos arrebata sin permiso y en la que intentamos hacer aquello en lo que creemos y en la que creemos ser libres de hacerlo. Inocentes humanos, ....
 El mundo cambia y nosotros con él.
Solo el tiempo tiene la respuesta. Solo el cambio tiene la verdad absoluta.
Espero sinceramente que este blog sea de vuestro agrado.
Muchas gracias por leerme.

Alberto Hidalgo.