sábado, 3 de febrero de 2024

Action Martial Arts Mega Weekend

 Hola a todos, soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a este mi blog.

Para esta ocasión os quiero hablar de mi última aventura. 
Aventura que compartí en compañía de mi querido amigo el gran director de cine de acción Nacho Serapio. 
En la madrugada del pasado miércoles 24 de Enero del presente año 2024 Nacho y yo viajamos hasta Filadelfia, Estados Unidos con la intención de participar en uno de los eventos del cine de acción a nivel internacional más importantes del año: la ACTION MARTIAL ARTS MEGA WEEKEND.



Montamos en un avión de American Airlines y tras nueve horas de vuelo llegamos a nuestro destino. 
Nada más bajarnos del avión y recuperar nuestras pertenencias cogimos un taxi y nos dirigimos al museo de arte de Filadelfia, famoso por la película de Rocky en la que Sylvester Stallone subía las escaleras de piedra que se encuentran a los pies del museo y celebraba el haber superado sus entrenamientos previos al combate principal en el que culmina la película. 

Al igual que Rocky solo que vestidos de calle y con un jet lag terrible hicimos lo propio y corrimos escaleras arriba para celebrar el éxito en la cima de estas y lanzar unos golpes de puño y pierna en lo alto de la escalera. 
Nos grabamos en vídeo y nos hicimos fotos. 
Durante este acto nos encontramos allí con un buen amigo, el actor francés de cine de acción Alan Delabie. 
Junto a él también nos fotografiamos.
Después paseamos por la ciudad y cogimos un tren hasta Atlantic City, nuestro destino final en USA.
Al llegar a la ciudad nos registramos en el hotel y aprovechamos para dar una vuelta por la ciudad. 
Al día siguiente hicimos turismo y descubrimos los encantos de Atlantic City y todo aquello que la ciudad ofrecía. 
Una ciudad con encanto, en la que se inauguró hace 100 años el certamen de Miss América. Ciudad de juego y veraneo, que al ser invierno se encontraba con un clima poco agradable para pasarlo al aire libre. 
Nos acercamos a la costa atlántica. En la playa frente a mí un vasto océano. Miré hacia Europa, al horizonte, y el océano me devolvió la mirada. 
Al día siguiente comenzó la convención. Estrenamos el trailer de El Duro, mi primera película como protagonista. Fue un estreno mundial que tuvo una maravillosa acogida. En aquel momento se me comenzó a comparar con Chuck Norris, lo cual es un gran elogio para mí.
Decían algunos por ahí, igual que previamente había pasado por España, que yo era el "Chuck Norris español". 
 Conocimos en persona a Cynthia Rothrock, Don Wilson, Benny Urquidez y Bill Wallace entre otros muchos más. Nacho impartió un seminario sobre cómo rodar cine de acción e hicimos muy buenos contactos. 
Allí nosotros también éramos estrellas de cine, desde luego, y todo el mundo nos trató de igual. 
Encontramos en aquellos grandes que llevaban décadas dedicados al cine una humildad y buen hacer maravilloso. 
A la noche se nos invitó a queso y vino y después hubo un baile en el que disfrutamos de la compañía de todos los que nos acompañaron durante el día. 
Al día siguiente lo más destacable fue la presencia de Michael Jai White, con el que compartimos impresiones y conversamos sobre proyectos de futuro. Michael es un gran hombre y un gran profesional al que le encanta España. Nuestra presencia fue reconocida como los únicos actores de cine de acción español conocidos a nivel internacional, ya que fuera de nuestro país no se conoce a ningún actor dedicado a un género emergente en España pero que sigue siendo desconocido fuera de nuestras fronteras. 
Por la tarde se dio inicio a un torneo de artes marciales en el que incluso había combate de caballeros medievales con armaduras y armas de metal. 
Por la noche hubo cena de gala en la que Nacho recibió un premio a su carrera como actor y director y se le incluyó en el HALL OF HONOR, junto a los más grandes a nivel internacional donde se incluyen nombres como: Chuck Norris, Cynthi Rothrock, Jason Statham, Scott Adkins, Michael Jai White, Steven Seagal, Jean Claude Van Damme y muchos más. 
Tras la cena estuvimos de fiesta.
El último día fue de despedida y estuvo principalmente centrado en el torneo de lucha. 
Recogimos nuestras cosas y pasamos el resto del día disfrutando de las últimas horas que nos quedaban en la ciudad. 
A la mañana siguiente regresamos en tren a Filadelfia y desde allí cogimos un vuelo hasta Boston. 
En Boston otro hasta Madrid y regresamos a casa. Llegando a España un día después de haber iniciado nuestro viaje de regreso. 
La experiencia fue enriquecedora, hicimos muy buenos contactos y conocimos a grandes celebridades del cine de acción internacional que nos trataron de iguales. 
Tenemos prevista otra reunión con algunos de ellos en unos meses en otra convención que se celebrará en Reino Unido. 
Las cosas marchan, nuestro cine está cada día más cerca del éxito que se merece y nuestro reconocimiento como estrellas de la pantalla no para de crecer. 
Feliz de todas estas experiencias. Agradecido a Nacho y al universo por las oportunidades que se me presentan. 
Llegaremos todo lo lejos que podamos y no vamos a parar hasta conseguir nuestros objetivos. 
Cada día más cerca de aquello que soñamos. Cada día un poco mejor. 

Eso es todo por ahora. 

Gracias a aquellos de buen corazón que me leéis.

Y una cosa. Si me odias y me lees, que sepas que eres mi fan. 

Una abrazo de corazón a todos. 

Hasta la próxima entrada!

Alberto Hidalgo.


 


jueves, 1 de febrero de 2024

Una vida junto a tí

ES FICCIÓN!


 Hola a todos.

Soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a este mi blog.

25 de Enero del 2023, miércoles.
Salí del trabajo un poco antes. Me habían llamado del colegio de mi hijo y tan solo me habían dicho que tenían algo importante que decirme. Como siempre ha sido muy problemático me esperaba lo peor.
Por otro lado, mi novia no se encontraba nada bien, tenía fuertes


dolores de cabeza y un estrés por las nubes. Me pidió que en cuanto pudiera me acercara por su casa. Vivía con sus padres y quería que le devolviera una serie de cosas que tenía en mi coche y que por descuido se había olvidado, entre otras sus gafas de ver.  
Había sido un día extraño, poco usual. Desde el comienzo todo parecía girar en torno a la idea del cambio. Algo venía de frente y no sabía el qué.
Desde mi coche, a medida que avanzaba hacia el colegio de mi hijo, unas oscuras nubes de tormenta cubrieron el cielo.
De repente un rayo cayó en mi paso partiendo un árbol en dos como si fuera mantequilla. 
Debido estruendo y la luz producida por el rayo por poco tengo un accidente, pero supe controlar el coche. El cielo tomó un tono verdoso. Las nubes eran de otro color. Un cambio sutil pero que me hacía creer que algo ocurría. 
Como si me encontrara en otra dimensión.
Mirando por el retrovisor me di cuenta que el árbol partido por el rayo estaba ardiendo y esta llama también tenía un extraño color verdoso. 
Como tenía prisa no presté mucha más atención y seguí adelante.
Aparqué el coche en frente de la escuela y llamé al timbre. 
Me abrieron la puerta y me hicieron pasar al despacho de la directora. 
Creía saber lo que había ocurrido. 
La directora se presentó frente a mí. Ella también estaba cambiada. Normalmente esta, una cuarentona delgada, solía vestir bastante desaliñada y de manera vulgar. Pero aquel día llevaba un elegante vestido marrón con americana y blusa blanca y su cabello iba recogido en una perfecta coleta. Llevaba gafas de pasta negra que la hacían parecer más intelectual y olía a perfume caro.
Llevaba mocasines de mujer a juego con el vestido y sujetaba junto a su pecho una carpeta. 
Me hizo sentar frente a su escritorio. Ella también tomó asiento.
Me dijo que quería felicitarme, que hoy iban a premiar a mi hijo no solo por su conducta ejemplar, sino por haber sacado matrícula de honor en todas las asignaturas. 
Por un momento pensé que aquello no era más que un sueño, no me lo podía creer. 
Ella, desde la alegría y la firmeza me aseguró sentirse muy orgullosa de él y que a causa de que iba a cambiar de colegio y les daba mucha pena, le estaban celebrando una fiesta en su honor y le iban a hacer regalos y todo. Al parecer el colegio entero había colaborado en la recaudación del dinero para comprarle unos regalos de despedida.
No salía de la sorpresa de lo que aquella mujer me estaba diciendo. No entendía nada de nada. 
Pensaba que mi hijo se habría vuelto a pelear o algo parecido y nada más lejos de la realidad. 
Por que, ¿aquello era real?
Desconcertado salí del colegio tras recibir un abrazo de la directora. 
Caminé hacia mi coche y mi novia me llamó. 
Le dije que acababa de salir del colegio y que ahora iba hacia su casa. 
Cogí el coche y en veinte minutos me personifiqué en la puerta de su chalé.
Llamé al timbre y salió a abrirme. Tenía mala cara y llevaba unas gafas de sol graduadas que en ocasiones usaba. 
Le entregué una bolsa con sus efectos. Fue entonces cuando me dijo que tenía algo importante que decirme. 
Me puse nervioso. 
Agarró mi mano. Me dijo que lamentaba su indecisión con respecto a nuestra relación de los últimos meses y que quería formalizarla. 
Aquel día hicimos el amor con más pasión de la habitual y a los pocos días nos fuimos a vivir juntos. 
Un mes más tarde firmábamos contrato de trabajo con un hombre que nos había hecho una excelente oferta y fue así como comenzamos a ganarnos bien la vida dedicándonos a nuestra profesión. 
Nos compramos un piso en una bonita zona al norte de la capital y allí comenzamos nuestra vida en común. 
Éramos muy felices. Nos teníamos mutuamente y con aquello era más que suficiente. 
Ella se llevaba muy bien con mi hijo y este también la quería mucho.
Después de los tres primeros años de convivencia decidimos casarnos y celebramos una boda por todo lo alto. De viaje de novios viajamos a Japón. 
Seis meses después nació nuestro primer hijo. Una niña preciosa que se parecía mucho a ella. 
Durante el tiempo de lactancia ella se quedó en casa y yo seguí trabajando y creciendo en muchos aspectos. Contratamos una niñera y en cuanto ella pudo volvió al trabajo también. 
Nuestro trabajo era nuestra pasión y nos llenaba en muchos aspectos. 
Me sentía feliz y pleno a su lado. La miraba a la cara y daba gracias a Dios por tenerla conmigo. Era tan bonita, tan increíble tenerla cerca. 
Yo la adoraba. Su olor, su sabor, su piel. Su carácter. Tan tierna, tan delicada, alguien a quien tenía que proteger. 
Desnudos en la cama. Haciendo el amor la miraba a los ojos, unos ojos almendrados en los que me veía reflejado. Unos ojos que me miraban con admiración y deseo.
Ella era mi motor. Aquello que me hacía querer ser mejor persona y mejor en mi profesión. Ella siempre sacaba lo mejor de mí.
Mi corazón estaba colmado de felicidad. 
Todo lo contrario a mis años verdes en los que pugnaba por tener algo que valiera la pena. 
Cuando la niña cumplió los dos años tuvimos otro hijo. Un varón. Y ya teníamos la parejita que tantos matrimonios buscan.
Conseguimos cierto reconocimiento en nuestra profesión. Había quienes nos admiraban de verdad.
Nosotros siempre trabajamos desde la humildad y el buen hacer por alcanzar nuestros objetivos. A veces trabajábamos juntos y otras cada cual por su lado.
Pero siempre había un momento al día en el que nos reuníamos y nos contábamos nuestras cosas. Aquello hacía cohesión y ese vínculo nunca cambió.¨
Los años pasaban. Las estaciones se sucedían y un buen día ya tenía casado a mi hijo mayor con una chica coreana y a los otros dos en la veintena.
El rostro de mi amada había envejecido al igual que el mío. Ahora los dos peinábamos canas y nuestros rostros no eran ni de lejos el rostro de aquellos que se conocieron un buen día.
Pero yo siempre cuando la miraba y me sonreía veía a aquella treintañera que un buen día de marzo conocí.
La vida puede ser un suspiro.
Quizás no todo fue bueno, pero supimos salir adelante en nuestra relación.
Ninguno de los dos se rindió jamás. Incluso en los momentos difíciles seguimos estando juntos y apoyándonos mutuamente.
La vida. Nuestras vidas. Siempre supimos cómo llevarlas a cabo.
La pasión nunca nos faltó. Siempre la amé.
Nuestros hijos se hicieron mayores, se casaron y nos dieron nietos. 
La vida nos iba colocando poco a poco en diferentes roles a medida que madurábamos. 
Dulcemente fuimos avanzando hasta llegar a la vejez.
El destino me permitió incluso conocer a un bisnieto por parte de mi hijo el mayor.
Postrado en la cama. Cuando estaba a punto de expirar y mi hijo el pequeño, ya con cuarenta y dos años, tomaba nota del presente texto junto a su hermana y mi otro hijo. 
Mi amor no tenía cuerpo de verme así. Aún y con todo, acabó acostándose conmigo, cogiéndome de la mano y acompañándome hasta que iniciara mi viaje a un lugar en el que todavía no me iba a acompañar. 
Un viaje que iniciaría solo y allí donde fuera la esperaría sin prisa a que viniera a mi lado.

Esta es una historia de FICCIÓN y no tiene nada de real ni hace referencia a NADA conocido.
Si hay alguien que se sienta identificado con esta historia que me escriba por privado y me pregunte. Que se ahorre de ridiculeces y problemas. 

Espero que esta historia haya sido de vuestro agrado. 
Al igual que he escrito historias de vida y muerte, en esta ocasión he querido retratar una historia más dulce de lo habitual, si entendemos por dulce el amor de toda una vida. Algo que mucha gente quisiera vivir y que para bien o para mal son incapaces de conseguir.

Nos vemos en mi siguiente historia. 

Hasta la próxima!

Alberto Hidalgo.