martes, 22 de agosto de 2023

Estalla!

 Hola a todos!

Soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a este mi blog.

En esta ocasión quiero contaros algo que me ha sucedido no hace mucho.
Iba por la autovía cuando me ocurrió algo insólito con el coche.
Este, llevaba tiempo haciendo ruiditos, por eso lo llevé al taller, para que lo  pusieran a punto y pasara la ITV.
Me lo revisaron de arriba abajo y pasó la ITV sin problema. En el taller me dijeron que me duraría mucho tiempo. 
"Tiene usted coche para años", dijo el propietario del taller al tiempo que me daba una palmadita en la espalda y me devolvía las llaves de mi coche. 



No imaginé lo que me esperaba. 
Dos semanas más tarde me encontraba en la autovía a diez minutos de llegar a mi destino. En aquel momento mi coche comenzó a meter un ruido extraño cada vez que pisaba el acelerador. Se suponía que todo debería estar bien, pero lo cierto es que aquel ruido presagiaba algo terrible.
Faltaba poco para llegar a mi destino, por lo tanto estaba convencido de que a pesar de que el ruido era preocupante, podría llegar sin problema. El tema quizás estaría luego para regresar.
De repente, algo de la parte delantera, por donde está el motor, se le desprendió con violencia y lo pisé con las ruedas. El coche comenzó a echar un humo negro que veía a través del retrovisor. No me lo podía creer. Fuera lo que fuese era grave, de eso estaba seguro.
Me faltaban cinco minutos para llegar a mi destino. El humo comenzó a salir también por el capó. El coche empezó a perder fuerza y a decelerar. 
Me encontraba junto a mi salida, muy cerca de mi destino. Por un momento pensé en seguir como fuera. Entonces el capó empezó a sonar como si se frieran palomitas en su interior. 
En aquel momento pensé que quizás lo más prudente sería detener el coche en el arcén y apartarme. Tuve la sensación de que este iba a estallar. 
Paré el coche en el arcén justo delante de la salida de la autovía que estaba a punto de tomar, cogí las gafas de sol y bajé del vehículo. Me alejé de él y miré debajo del coche. Este estaba ardiendo. Echaba abundante humo, cada vez más.
Llamé al 112 y al seguro. Entre dos o tres minutos tardó el coche en empezar a arder entero. 
Fue entonces cuando vi claro que si me hubiera obstinado a seguir adelante con mi camino el coche habría ardido conmigo dentro. Si en lugar de detenerme hubiera seguido adelante, en estos momentos, es muy probable, que no estuviera contando lo que me ocurrió.
En pocos minutos el coche ardió creando unas llamaradas y un humo negro que impedía la visibilidad al resto de conductores de la vía. Yo me alejé lo suficiente como para que no llegara hasta mí el humo. Me quedé en la cuneta, a pleno sol en un día de calor extremo.
Fueron varios los que se me acercaron para preguntarme si estaba bien. Y gracias a Dios no me pasó nada. Sólo la pérdida del vehículo con todo lo que había en su interior. 
El coche ardió hasta los cimientos antes de que los bomberos llegasen, los cuales lo único que pudieron hacer fue apagar los restos de lo que en su día fue mi coche, el mismo que me acompaño en la aventura de rodar mi película El Duro y mil peripecias más. 
Nadie se explica cómo pudo arder de repente de esa manera. 
Era lo único que me quedaba de mi antigua vida y al parecer tenía que irse para dejar paso a lo que estaba por llegar. 
La grúa se llevó los restos del coche una vez ya estaban fríos. La guardia civil también se acercó y tomó nota de la que fue la matrícula y el modelo del coche. 
Un amigo me recogió de la carretera y me llevó a mi destino. A pesar de todo fue un día brillante de mucho trabajo en aquello que me apasiona.
Para regresar me prestaron un coche. Cuatro días después ya tenía otro. El que, espero, me acompañe en infinidad de nuevas aventuras y pueda crear muchas historias dentro de él.

Esto es todo por ahora queridos amigos.

Mis mejores deseos para vosotros que me leéis y seguís. (con buenas intenciones).

Hasta la próxima!

Alberto Hidalgo.



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