sábado, 8 de abril de 2023

La vida del guerrero

 Hola a todos queridos amigos.

Bienvenidos a este mi blog.

En esta ocasión quiero hablaros de ciertas percepciones mías. 
La vida y la muerte. Dos caras de una misma moneda. Una no sabe existir sin la otra. Nacemos para morir, porque desde el comienzo es lo único que está claro. Algún día, tarde o temprano llegará. 
Por lo tanto ignorar la muerte es hasta cierto punto ignorar la vida y no saber valorarla. 
Yo pienso todos los días en la muerte. No la deseo, pero sé que llegará. 
Es por eso que vivo intensamente y trato de que cada día cuente. Todo lo que hago, lo hago con el corazón y por amor. Amor propio y al prójimo. Siempre de la manera más honesta posible. Mi mayor miedo es no atreverme a hacer lo que deseo. Porque la vida nunca se sabe cuando acaba. Y cuando acabe no quiero haberme dejado nada por hacer de lo que está en mi mano. Porque esta es la única manera de que la vida valga la pena.



Es por eso que soy artista. Que soy actor y maestro de artes marciales. Es por eso que soy novelista, guionista y productor. 
Es por eso que he viajado por todo el mundo, me he casado, me he divorciado, he tenido descendencia.
Es por eso que he escrito siete libros y he protagonizado una película de artes marciales...
Por otro lado está el sentido de la responsabilidad y el honor. Evidentemente hay cosas que nunca haría o nunca haré por responsabilidad y honor.
Por honor sería capaz de matar o de entregar mi vida si considerara que es necesario.
La mayoría de la gente no lo comprende, no lo comparte y dicen, por la educación recibida o la ingeniería social que les ha absorbido el cerebro, que esto es de cobardes o no lo respetan. Creo que nuestra sociedad necesita ver cómo alguien entrega su vida por amor o por principios, igual que hizo Jesús en el año 33 de nuestra era. Necesitan ver como alguien es capaz del sacrificio supremo por sus creencias o por los demás para poder entender y valorar la vida. Para que la manada sea consciente. Y sé perfectamente que la mayoría ni lo entenderá ni tampoco lo valorará. Pero sí ese 15% de la población mundial que está despierta y es capaz de ver lo que los demás no ven. 
Para bien o para mal los guerreros somos guerreros porque luchamos. El hombre y la guerra van de la mano desde el comienzo de la humanidad. Cierto que hay hombres de paz. Pero yo me parezco más a los samurái del siglo XIX, gente con gran potencial e iniciativa, capaces de cualquier cosa. Lo que aún no tengo claro es si me acabaré transformando en un hombre de paz y mi arma finalmente tomará un sentido simbólico o tendré que morir en batalla. 
Si leéis sobre el Japón del siglo XIX, una etapa interesantísima de la historia de esa nación, descubriréis que está escrita con sangre. Hubo muchas cosas buenas, desde luego. Una época de cambios como pocas, pero como la mayoría en la historia del hombre bañada en sangre. 
Mi vida no ha sido fácil. He tenido que pasar por un tortuoso camino hasta llegar dónde estoy. Por desgracia el inicio de esta nueva era mía ha comenzado mancillada por la traición y la maldad. 
Resolveré de la mejor manera. Pretendo resolver pacíficamente. Quiero olvidarme de todos estos temas y seguir adelante con mi vida. Pero si toca luchar lo haré a sangre y fuego. Y puede que esta situación me lleve por delante, pero desde luego yo no seré la única víctima. 
Puede que una manada de leones maten al Rey León, pero este antes de morir se llevará por delante a un gran número de enemigos. 
No hay miedo. No hay piedad. Los guerreros luchamos y vencemos o morimos en el intento. 
Por otro lado mi deseo es de paz. No quiero enfrentarme a nadie. Solo quiero seguir adelante con mi vida y le deseo lo mejor tanto a mis amigos como a mis enemigos. 
Yo no moveré ficha. Pero si se me ataca me defenderé con todo. 
No habrá victoria, solo diferentes niveles de pérdida y de derrota. 
Lo mejor es no remover las aguas. Mi intención es quedarme con lo bueno y olvidar lo malo.
Al final de todo, el resultado de lo acontecido será positivo. Por lo tanto es absurdo forzar una situación belicosa teniendo en cuenta tantas cosas buenas que han ocurrido. 
Aún así, si se me ataca me defenderé, desde luego que sí.
La vida nos pone a cada cual en nuestro lugar. Las experiencias nos enseñan y nos hacen más fuertes. Finalmente lo que tenga que ser será, no hay más. El karma es para todos. 
Feliz viaje a dónde sea que vayas. Que te vaya bien.

Esto es todo por ahora. 

Gracias por leerme.

Hasta la próxima!

Alberto Hidalgo.



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