lunes, 5 de junio de 2023

Más fina que las gallinas

 Hola a todos.

Soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a mi blog.

Más fina que las gallinas, película de 1977 protagonizada por José Sacristán, Teresa Gimpera y Fernando Fernán Gómez narra la historia de una mujer desequilibrada, que no sabe lo que quiere y vive de su cuerpo y de lo que saca de los hombres. 



Hace algún tiempo conocí a una mujer con un instinto sexual muy desarrollado que tenía un auténtico problema con la inmadurez emocional. Se dejaba llevar fácilmente por sus instintos más básicos. A pesar de eso era una mujer culta y educada de familia bien. Pero tenía un auténtico trastorno en la cabeza. Nada en ella estaba claro. Eso era lo único que tenía claro: que no tenía nada claro...
Ese tipo de persona que cuando se da cuenta de que ha perdido la oportunidad de su vida ya es demasiado tarde, y es entonces cuando se echa las manos a la cabeza al descubrir lo que ha hecho. Pero evidentemente le acaba echando la culpa a los demás. Es ese tipo de mujer que le encanta victimizarse y nunca se hace responsable de sus actos. Porque según ella la culpa no existe.
Por increíble que parezca, en la actualidad hay buena parte del personal femenino que se mueve exclusivamente por la atención continua de "desconocidos, babosos y amigas celosas..." a través de redes sociales, la satisfacción inmediata tanto carnal como en cualquier otro aspecto y que son incapaces de llevar a cabo ningún proyecto a largo plazo.
Son mujeres que actúan como psicópatas, que no valoran nada de lo que la gente de su alrededor les ofrece tanto a nivel físico, material, etc.
Por increíble que parezca mujeres manipuladoras, con una alta carga bipolar a nivel mental, que lo quieren todo rápido y ya y que son incapaces de tener un mínimo de constancia. Personas que son capaces de cualquier cosa por alcanzar su objetivo y con total falta de responsabilidad. Personas que cuando algo deja de interesarles lo abandonan todo, compromiso por medio o sin él, mandándolo todo a la mierda. 
Y esta película, Mas fina que las gallinas, habla de una mujer de este perfil. Evidentemente como la acción ocurre en 1977 por muy promiscua y degenerada que sea, nunca lo será tanto como las mujeres de ahora de ese calibre. 
Al igual que aquella a la que conocí, o mejor dicho, a la que creí conocer porque al parecer nunca se me mostró tal cual, esta también acabó  como chica de alterne en un país del continente asiático, buscando en el placer inmediato y la satisfacción instantánea un modo de vida. 

Y es una pena, una vida tirada a la basura, porque después de pasar por tantas manos no sé quien puede ser el tonto capaz de hacerse cargo de semejante elemento. 
Cuando negocias con tu cuerpo. Cuando tu cuerpo, tu templo, es profanado continuamente te conviertes en un váter público. Un lugar de descarga. Un trozo de carne para ser usado, que pasa de mano en mano y sin ningún valor más allá de eso. Luego con el tiempo se envejece y no queda más que el triste recuerdo de una vida vacía, repleta de experiencias que te han llevado a lo más bajo y ruin. Al desprecio público. Porque no nos engañemos, una mujer que pasa de mano en mano por decenas de hombres pierde por completo su valor. 
Hay gente que se pregunta porqué entre hombres se felicitan por haber ligado y entre mujeres la promiscuidad está mal vista.
Os diré la razón:
Para la mayoría de hombres el conquistar a una mujer tiene su mérito. Te lo tienes que currar en la mayoría de casos. Por eso es un mérito añadido haber conquistado a una dama. En cambio las mujeres son las que eligen. Siempre tienen pretendientes y no tienen más que decir que sí. Por eso se valora al hombre que con su astucia conquista a una hembra y no al revés. 
La mujer que se acuesta con muchos es porque no se valora. La mujer que encama con cualquiera siempre será despreciada "entre personas normales". 
La mujer que tiene intimidad con cualquiera rara vez atraerá a un hombre que valga la pena. Y si los atrae y no sabe aprovechar la oportunidad acabará quedándose para vestir santos o teniendo alguna relación con un hombre al que nunca llegue a querer. Se tendrá que conformar con las sobras y eso, queridos lectores, no satisface a nadie por muy bonito que lo pinten.
Eso es todo por ahora. 

Mis mejores deseos a vosotros que me leéis.

Hasta la próxima!!!

Alberto Hidalgo.

 


 


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