viernes, 3 de marzo de 2023

La zorra y el masoca (ep3)

ES FICCIÓN! 


Hola a todos, soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a mi blog.

En esta ocasión tengo el gusto de contaros otro episodio de mi serie de historias de ficción La zorra y el masoca.
Todo está en la mente de cada cual. 

"Las cosas nunca suceden por casualidad" - Resumía él en infinidad de ocasiones para tratar de dar explicación a una serie de hechos que ocurrían en su vida. - Y es que lo cierto así es.
Porque las cosas nunca suceden por casualidad. Siempre hay algo que las provoca. En la vida todo se resume a un continuo ejercicio de "acción/reacción".






 Él deseaba tomarla. Ella también lo deseaba, aunque no lo quería reconocer y se hacía de rogar. Aún así subieron juntos.
Una vez allí se sentaron en un sofá que había junto a la cama. Él la acariciaba, la besaba. Ella, aunque tímida en apariencia, deseaba ser poseída. Su fuego y deseo contenido iba liberándose por momentos.
Las caricias y los besos fueron en aumento. Una cosa llevó a la otra y ella acabó sentándose sobre él. Se besaban, se acariciaban. Ella frotaba sus genitales contra los de él. Todavía llevaban la ropa puesta. Ella se quitó el sujetador sin sacarse la camiseta. Él le acariciaba y lamía sus pechos. Unos pechos hermosos encumbrados por unos bonitos pezones. 
Ella, devorada por la pasión se deshizo de la camiseta. 
Él le sacó los calcetines y se quitó también los suyos. Se deshizo de su camiseta. Seguían en el sofá abrazados, besándose, frotándose. 
Ya no podían aguantar más. Ella se puso en pie y él de un hábil movimiento le quitó su pantaloncito corto y las bragas. Al instante ella se tumbó en la cama boca arriba. 
Era la primera vez que la veía desnuda. Le pareció la mujer más bella que había visto en la vida.
Se quitó el pantalón y los calzoncillos. Su pene estaba erguido y duro. Saltó sobre la cama y se aproximó a ella. Esta le esperaba con una sonrisa. Sin dudarlo un segundo la penetró a pelo. La confianza entre ellos era absoluta.
Aquella primera penetración suponía lo más grande y precioso que habían experimentado en mucho tiempo. 
El cuerpo de ella, blanquito y tierno, lampiño, con un poco de bello púbico de color castaño representaba para su amado la mayor obra de arte.
Su preciosa melena castaña ondulada. Su bella sonrisa, su cara sonrojada de placer. 
Después de unos minutos ella le pidió cambiar de posición. Él se colocó boca arriba en la cama. Ella le practicó una felación espectacular. Después se puso encima, con las piernas separadas para que él pudiera ver bien su sexo. Entonces se acarició el clítoris con su mano derecha y lamiéndose los dedos después de haberlo hecho provocó una excitación en él que pocas veces había alcanzado. Él desbordado de pasión disfrutaba del espectáculo. Disfrutaba del sexo como hacía tiempo que no lo hacía. La abrazaba, la besaba, la lamía. Toda ella le parecía comestible. Ambos, excitados a la décima potencia se desahogaban mutuamente dando rienda suelta a sus deseos más profundos. Un poderoso y desgarrador grito dio por finalizado aquel primer coito.
Se abrazaron desnudos bajo las sábanas. 
A los pocos minutos él volvía a estar listo y lo volvieron a hacer. Ella gritaba de placer, se contraía de gusto mientras él la penetraba como si de un ariete mecánico se tratase. 
Lo hicieron hasta la extenuación, hasta quedar agotados y cubiertos de sudor. Se volvieron a abrazar desnudos, agotados, felices y satisfechos. 
Eran altas horas de la madrugada. Su primera experiencia sexual juntos había sido de lo más placentera. Evidentemente iban a repetir. 
Curiosamente él recordó haber soñado con aquel encuentro de una forma tan vívida y exacta que fue como tener una visión del futuro. La idea de que ya estuviera escrito aquel primer encuentro le lleno de gozo. 
Desgraciadamente para él, ella tenía que irse. Se vistieron y él la acompañó a su casa. Después regresaría al hotel a dormir. 
Se acercaban de manera lenta y progresiva a una historia de amor que nadie se podía imaginar lo lejos que podría llegar. O no. 

 

Eso es todo por ahora. 

Espero que haya sido de vuestro agrado.

Hasta la próxima!!!

Alberto Hidalgo.


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