jueves, 14 de septiembre de 2023

La zorra y el masoca (ep6)

ES FICCIÓN! 

Hola a todos soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a este mi blog.

Aquí va una nueva aventura de ficción de mi serie La zorra y el masoca.

Se encontraban en el estudio de él. Un cuarto en un chalé con entrada independiente. Habían estado trabajando en varios proyectos e irremediablemente, la atracción que sentían el uno por el otro les llevaba a tocarse y desearse.
En un momento dado ya no podían más, pero ella, que estaba terminando su periodo no se sentía cómoda con la idea  de practicar el coito en esas condiciones. De todos modos la excitaba de sobremanera complacerlo sexualmente, así que se quitó la parte superior de la ropa dejando al descubierto sus hermosos pechos y tras el previo magreo le bajó al él los pantalones y calzoncillos y comenzó a practicarle una felación.


" Me encanta hacer estas cosas, me encanta chuparla", afirmaba en un pequeño descanso en el que se sacaba el pene de la boca. Lo chupaba con ganas, con ansiedad. El pene, los testículos, todo. Como si le fuera la vida en ello.
En un momento dado se estiró boca arriba en la cama dejando la cabeza colgando fuera de esta. Entonces le pidió a él que se acercara y en esa posición siguió con la felación. 
Se metía el pene entero en la boca, hasta la garganta. Lo chupaba una y otra vez. Con un deseo tan grande que le hacía estremecer. 
Él disfrutaba como un loco. Nunca nadie se la había chupado con tanto interés y de esa manera. Se notaba que lo había practicado mucho y con muchos. No era la primera vez que se lo hacía. Tampoco sería la última, pero sí fue la más larga.
Él deseaba poseerla, arrancarle la ropa y follársela como tantas veces había hecho ya. Pero como tenía el periodo no le quedaba más remedio que aguantarse. 
Ella continuó engullendo su apéndice viril durante un cuarto de hora en esa posición. Después se puso boca abajo, se sentó y siguió chupándoselo. Se lo metía hasta la garganta, pasaba su lengua por todos los recovecos del glande, chupaba y absorbía sus testículos, pasaba sus labios, su lengua por todo el pene de mil maneras. Finalmente se concentró en chuparle el glande haciendo un efecto lavadora con la lengua mientras con las manos lo frotaba y le acariciaba los testículos. Tras poco más de media hora trabajándose el pene, él comenzó a contraer los músculos, el placer comenzaba a desbordarle, acariciaba la preciosa melena castaña de ella con la mano sintiendo como toda su energía se concentraba en su pene. Ella siguió chupando sin parar hasta que él llegó al orgasmo. 
Eyaculó dentro de la boca de ella, que siguió chupándosela hasta que dejó de correrse. Aquel fue uno de los orgasmos más potentes que jamás había tenido. La amaba. La deseaba. Hubiera dado cualquier cosa por ella. Por el amor que sentía por esa mujer tan dada a complacer. 
Ella le chupó el pene hasta dejárselo sin una gota de esperma y con la boca llena de este, con una sonrisa, se fue a lavar. 
Él quería complacerla de algún modo. Ella, en principio se resistía, finalmente la desnudó, la metió en la ducha y mientras le comía los pechos le hizo un dedo que la dejó tiritando de placer. 
Le hubiera encantado hacerlo con ella, pero estaba cansado. Con gusto le habría practicado un cunnilingus, pero ella no se habría sentido cómoda con el periodo. Al orgasmo al que la llevó con el dedo la dejó satisfecha y para él era importante dejarla satisfecha. Porque la quería a horrores. 
Después de aquello se secaron, se vistieron y se fueron a cenar. 
Nuevas aventuras les quedaban por recorrer, quizás no por mucho tiempo, pero todavía seguirían juntos por un tiempo.

Eso es todo por ahora queridos amigos.

Espero que haya sido de vuestro agrado .

Hasta la próxima!!!

Alberto Hidalgo.

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