viernes, 8 de septiembre de 2023

Triste y loca

ES FICCIÓN! 


Hola a todos queridos amigos.

Soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a este mi blog.

En esta ocasión os voy a hablar de un perfil de mujer infeliz que por desgracia cada día abunda más. Y lo voy a hacer desde una mujer ficticia, si bien posiblemente muy parecida a muchas que todos conocemos.
Lo que quiero que entendáis es el ejemplo.

Es por eso que hoy os hablo de Felicia.
Felicia Márquez, treintañera, criada entre algodones. Una mujer que siempre lo ha tenido todo, pero que en su cabecita muchas pequeñas cosas a lo largo de la vida la marcaron como si de traumas se tratara. 
Siempre se sintió menospreciada e infravalorada, cosa incierta ya que todo el mundo a su alrededor siempre la quisieron mucho. Todos o casi todos.
Pero dentro de su cabecita percibía injusticia  e indiferencia. 



Esa sensación la llevaba a tratar de validarse constantemente y hacerse notar, en muchas ocasiones de la peor manera,  y eso sí que caía mal a ciertas personas.
Para Felicia las apariencias son muy importantes. Nadie puede darse cuenta de quien es en realidad, porque ciertamente, a pesar de parecer una mujer amable y buena, cariñosa, educada y dulce, nada más lejos de la verdad. Porque para bien o para mal Felicia es una loba con piel de cordero. 
Una mujer que sólo piensa en ella, y en complacer sus apetitos, principalmente sexuales y es incapaz de decir que no, lo que la convierte por un lado en mujer objeto, la típica a la que todos se la quieren beneficiar, pero por otro lado nadie, o casi nadie querría tener como pareja. 
Todo esto la hace caer bajo, muy bajo, ya que para la mayoría alguien así es muy divertido pero no vale nada. Su falta de respeto a sí misma la coloca en una posición por debajo de las prostitutas.
Una mujer inconsciente de que se le está pasando el arroz y muy probablemente, si no se da prisa, se quedará sola y ya le será más difícil disimular. 
Una mujer triste y loca, que lo único que tiene claro es que no tiene nada claro. Víctima de sí misma. Anclada en el vicio y la degeneración incapaz de valorar las cosas que son realmente importantes. 
Es el tipo de mujer que con los años se queda sola y luego se vuelve feminista y le echa la culpa a los hombres, que evidentemente son los malos, claro.
Lo curioso es que tuvo oportunidades, varias oportunidades de ser feliz, de que la quisieran, pero las dejó pasar haciendo mucho daño a terceros. 
Cada día que pasa será más difícil para ella ser feliz, formar una familia, recibir el cariño de un hijo, de tu propia sangre que te admira y quiere incondicionalmente. De las cosas realmente importantes en la vida.
Disfrutar el momento constantemente, vivir alocadamente siempre, eso es cosa de pobres. De pobres de mente o de gente incapaz de conseguir lo que realmente importa. 
Tener tu propia casa, tu familia, alguien a tu lado que te ama y te cuida. Eso es lo difícil, esa es la auténtica riqueza personal.
La sociedad moderna nos vende que hay que vivir el momento como si nada importase. Lo que ocurre es que cuando te das cuenta de que hay cosas que sí importan puede que sea demasiado tarde. 
A todo el mundo les gusta que los quieran. A todo el mundo les gusta sentirse deseados. Pero eso no cambia la importancia de las cosas que valen la pena de verdad y por supuesto hay que saber no dejarse llevar por la corriente. Hay que saber qué es lo que quieres y lo que te conviene. 
Es triste el caso de Felicia Márquez, que irá marchitando con los años y se convertirá en una mujer amargada, llena de rencor, triste, loca y sola, porque eso es lo que les pasa a ese tipo de mujer cuando envejecen.

Os deseo a todos un maravilloso día.

Hasta la próxima.

Alberto Hidalgo.



 

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