viernes, 29 de marzo de 2024

Con más miedo que vergüenza

Es ficción! 


Hola a todos.

Soy Alberto Hidalgo y os doy la bienvenida a este mi blog. 
Para esta ocasión os traigo una historia de FICCIÓN que espero sea de vuestro agrado.

Un amigo me contó la historia de una de sus ex novias.
Esta era una mujer que se encontraba en una edad que cualquiera de otra época diría que "se va a quedar para vestir santos". Vivía en el piso de sus padres y también de ellos ya que no trabajaba ni tenía intención de hacerlo. 



En un tiempo en el que la vivienda está por las nubes eso puede resultar cómodo hasta cierto punto, aunque lo cierto es que todos llegados a cierta edad tenemos tendencia a emanciparnos aunque sea por vergüenza. Pero esta mujer de vergüenza tenía más bien poca.
Resultaba ser un parásito que se aprovechaba de todo aquel al que se acercaba. En apariencia era una mujer educada, cariñosa y cercana. Vestía de manera correcta, pero todo en ella era apariencia.
Tenía diferentes trastornos mentales que la hacían insoportable a todo aquel que la conocía bien.
Tenía la conciencia corrompida hasta el punto que normalmente jamás era capaz de conciliar el sueño de una manera correcta. Y todos sabemos que eso sólo les ocurre a las personas que tienen muchos remordimientos y cargos de conciencia.
Su mente estaba corrompida también con pensamientos lascivos durante todo el día.
Cuando no tenía pareja buscaba apaciguar su ansiedad habitual teniendo sexo con cualquiera. 
Era vulgar y solía copular con extraños a pelo, lo que la degradaba todavía más y aumentaba el riesgo de enfermedades de transmisión sexual.
Pensaba en el sexo todo el día y todos los días a todas horas. Su cuerpo era capaz de saciarse, pero su mente putrefacta no. Por lo que fantaseaba con cosas de lo más depravadas y se juntaba con degenerados de la peor calaña.
Su aspecto no era malo. De cara bonita hasta que empezó a hacerse infiltraciones de bótox o similar y "tratamientos de belleza" que le empezaron a deformar la cara y hacerla parecer más mayor de lo que era. Tenía un físico normal salvo por la cintura. Tenía una peculiar barriga, como si estuviera embarazada de cinco meses, que era incapaz de quitarse. Eso por no hablar del estreñimiento crónico, problemas estomacales y de digestión relacionados estrechamente con sus problemas mentales a causa de los remordimientos que padecía del mal que solía producir en los demás. También tenía problemas hormonales y relacionados con el periodo, posiblemente con una matriz tan corrompida como ella por lo que es posible que jamás pudiera engendrar vida en ella. 
También tenía problemas de espalda entre otras muchas cosas. 
Era como si toda aquella energía negativa que solía mover a su alrededor la fuera consumiendo poco a poco, lentamente a causa de sus malas decisiones.
Curiosamente era incapaz, o eso decía, de darse cuenta de todo el mal que causaba.
Se victimizaba y deformaba la realidad a su interés culpando siempre a los demás de todo lo que le pasaba. Lanzando balones fuera. Deportivamente. 
Solía coquetear con temas esotéricos y había coqueteado con drogas y otras cosas. Se jactaba de probarlo todo y es que lo único que tenía claro es que no tenía nada claro.
Mi amigo salió con ella durante cierto tiempo y lo descolocó por completo. Jamás lo había visto tan mal como cuando estaba con ella o cuando lo dejaron. 
Después de su relación trató de dañar la imagen de mi amigo de todas las maneras posibles tratando de poner en contra de él incluso a terceros.
Una mujer que ofrecía su cuerpo a cualquiera y se movía solamente por el interés. Sin principios, sin moral, sin escrúpulos, sin conciencia, sin talento, sin, como ella misma. 
Aún así en su delirio se creía capaz de cualquier cosa y la mejor en muchas materias. Se pensaba que siendo cercana y ofreciéndose a hacer favores sexuales iba a trepar y conseguir antes sus objetivos, pero la gente ya la tenían calada. Aparte de que ya era demasiado mayor para muchas de las cosas que ella quería.
Mi amigo me contó que lo último que supo de ella es que trataba desesperadamente de engatusar de nuevo a alguien. 
Una mujer rastrera y despreciable que causaba vergüenza con su conducta a otras mujeres. 
Una mujer que lo mejor que se puede hacer es mantenerse lo más lejos posible de ella. 

Eso es todo por ahora queridos amigos. 

Detrás de una historia de amor, como la del post anterior, una de desamor. 

Evidentemente esta es una historia de FICCIÓN que nada tiene que ver con la realidad y si alguien se siente identificada pues que vaya a hablar con un médico.

Mis mejores deseos para todos vosotros. 

Hasta la próxima!!!

Alberto Hidalgo.


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